El precio de su traición pública
ía
-declaró mi mamá, con el brazo entrelazado con el de mi pa
su mirada cálida
secretos. Mereces un amor que s
nto, estaba completame
o suavemente sus nudillos, un gesto peque
re se m
y sofocante, v
nstante que palpitaba con cada mirad
y calculadora, bullía bajo mi fa
acer esto? ¿Borra
ede salirse
ispa peligrosa encend
o, mi voz clara, cortan
do a nadie en este momento -comencé, una dulce sonrisa
a nuestro alrededor
aron. Las convers
había estado acariciando
al, se volvió rígida, una m
muy abiertos, una advertencia sil
trevas,
rga burbujeó
Alejandro. Absol
ndo el sutil temblor en su postura-. Un arquitecto e
otro, en una búsqueda desesperada de una ruta
a nublar su mirada
la cabeza, una súplica sile
fligido, la humillación, era
a, mi mirada se encontró co
salvaje contra mis costillas, pero una ex
iendo mis palabras-. Muy amable. Muy atento. Y lo mejor de tod
Alejandro per
edor de la de Daniela,
atisfacción, una emoc
reces, Alejandro. Es
ido constante desde que lo vi besarla, se int
mpañado por un destell
él, mi mirada recor
ros con indiferencia-. Así que solo estamos disfrutan
e relajó vi
disminuyó y un ligero ru
se había dado cuenta d
el teléfono de mi papá, apa
da afuera -dijo, dándole a mi m
ida -le gritó ella
da solícita, se volvió haci
uieres que te llevemos a casa? -of
ago se r
ellos, respirando el mismo aire, fingien
í, mi voz fría-. Estaré bien.
siempre el contr
ontacto enviando escalofrríos d
sin dejar lugar a discusión-. Nos qued
hacia la salida, su agarre en
do con esperanza, descendía