Seis años de amor envenenado
de sorpresa cruzando su rostro antes de ser reemplazada por su calma habitual. Miró de mí a
e qué?", preguntó, su vo
la pantalla, listo para descartar la notificación
ía descartado. Era una
cado contraste con los empalagosos cariños que le
a espalda ligeramente, como pa
estoy con Natalia... Sí, sí, lo sé. Estaré all
mada, con los
n una sonrisa de discu
r. Una crisis en la ofi
a puerta, ya ponié
é tan pronto como pueda.
tamente actuado, y luego se fue, la pesada puer
r que acabas de besar, los suplementos que me estás obligando a tomar, o el hijo que estás impi
través de la ventana. Cada crujido del viejo edificio, cada sirena lejana, parecía amplificar el rugido de la trai
anté de la cama, atraída a la ventana por una curiosidad morbosa. Al otro lado de la calle, una pareja del edificio de enfrente estaba teniendo una discusión muy pública. Ella lo acusaba de
o. Jadeé, girando. Alejandro estaba detrás d
endo? Aléjate de la ventan
entana, sus movimientos rápidos y decisivos, y corrió las pesadas
do la cabeza. "La gente no tie
presión suavizándose en u
ves alterada. No debería
zando mi mejilla. "Nuestro hoga
acto, un escalofr
vista de emoción. "¿Qué crees realmen
tomado por
antable, por supuesto. Y el amor... el amor es lo que compartimos,
estaba pensando... hoy es tu cumpleaños. Quiero celebrarlo como es debi
ve golpe sonó en la puerta.
jo. Una joven. Dice que necesita
ejandro se dren
". Su voz era tensa, con un borde frenético. "Dile
on fuerza. Ella. T
egunté, mi voz firme a pesa
s fijos en el atisbo de tela roj
ano. "Nadie importante, mi amor. Solo una as
a apagada de nuestro pasillo. Sofía Montes estaba allí, una sonrisa triunfante en su rostro. Sus ojos se encon
ndro, de pie, arraigado, su rostro una máscara de horr
voz goteando una dulzura venenosa. Me miró de arriba abajo,
intensa que casi se sintió como un golpe físico. Me ob
asi distante. Era una actuación, un intento desesperado p
ndo su voz, se apre
ino de excusas frenéticas. "Natalia, mi amor, esta es Sofía Montes, una nueva asociada juni
chupetón apenas oculto en su cuello, una marca roja fresca y vívida contra su
de que la señora Garza sabe exactamente quién soy". Se pasó la le
a burlona en sus ojos, alimentaron una rabia fría y a
. "Bueno, Alejandro, estoy segura de que tu 'asociada jun
Sofía, su rostro una me
o. Ven, Sofía. Habla
ndo una mirada nerviosa por encima del hombro h
voz, baja y seductora, seguida de sus susurros apresurados. Mi mente corría. Esto no era una aven
había memorizado mis flores y mi pedido de café favoritos, ahora era un extraño. Me había cortejado incansablemente, un cortejo vertiginoso que me barrió de mis
cida como cristales rotos. Tenía que saber más. Tenía
n duda, acomodada en el asiento del pasajero. Me deslicé en mi propio coche, mis movimientos precisos, mecánicos. El mis
discreta. Ayudó a Sofía a salir del coche. Ella se agarró el estómago, una mueca de dolor
deó al instante, su rostro
mi amor? ¿Es
ísico, dejándome sin aliento. Agarré el volante, mi mente
voz débil pero aún con un
utinas han sido terribles". Lo miró, con los ojos muy abiertos. "¿Estás seguro de que quie
iciaron su cabello, su expr
drá en el camino de nuestra familia". Miró su vientre hinchado, una mano posesiva de
acías. Mientras yo tragaba anticonceptivos, él estaba creando una familia con otra persona. Un hijo. La expectativa no
un abismo frío y vacío abrirse dentro de mi pecho. El dolo