icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Cinco Años, Un Voto Forjado

Capítulo 5 

Palabras:1034    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:41

vista d

r del Uber, un hombre corpulento con una coleta grasienta, ya estaba saliendo de su coche, sus ojos brillando en la tenue luz de la farola. Me miró como un depreda

a. Una barra. Un último suspiro de batería. Mi contacto de emergencia.

r. Cristal. Mi corazón se

dible por encima de la lluvia torrenc

una sonrisa audible en su voz-. Alejandro está en la

quí afuera, sola, en la oscuridad, con una amenaza potencial cerniéndose justo

ando veneno-. No le diré que llamaste. No querr

ba más cerca ahora, su sombra extendién

nte de Oakwood, en la calle Elm. Por favor, solo dile a Alejandro. Necesito ayuda. -Me arriesgué,

. Puedes cuidarte sola. -Su voz se endureció-. Alejandro acaba de sa

palabra fue un cuchillo re

calofriantemente dulce-. Necesitamos algo de tiempo a solas, si

El silencio que s

ctor se

rata llenó mis fosas nasales, trayendo de vuelta recuerdos vívidos y aterradores. Mi mente recordó el spray de pimienta que Alejan

ntando a su cara. Un chorro cegador de niebla blanca estalló,

o y potente. Se dobló, gimiendo de dolor. No esperé. Me di la vuelta y corrí, a ci

alrededor, mi cuerpo temblando incontrolablemente. Me tapé la boca con las manos, sofocando los sollozos que amenazaban con escapar. Podía oír

azo. El motor rugió, los neumáticos chirriaron m

o, calientes y silenciosas. Estaba a salvo, por ahora. Pero la imagen de Alejandro y Cristal, en nues

z más. Una notificación. Una nueva publicación de blog. De Cristal G

istal, su cabeza acurrucada contra su hombro. El pie de foto decía: "Qué bien se siente estar en cas

me cerró la garganta. Me había dejado para morir. Había ignorado mis llamadas, permitido que

bordó. Esto no era solo infidelidad. Era una profunda traición a la confian

un esposo. Actuaba como un hombre consumido por un amor

a más. No se lo pe

orazón. Mañana, me divorciaría. No. No me iba

ar la noche. Estaba a kilómetros de distancia. Empecé a caminar, la lluvia todavía cayendo, pero el fueg

asiado agotada para preocuparme por la habitación de mala muerte. Me duché, lavando la suciedad, el miedo, el olor persisten

Obtenga su bonus en la App

Abrir