El multimillonario que me llamó aburrida
ista de Ca
as la gente se apresuraba, empujando y forcejeando para alejarse del candelabro que caía. To
ongeló. Sus ojos se abrieron de par en par, no mirándome a mí, sino
rza que me hizo tr
itó, su voz c
stido de zafiro, ya manchado, se rasgó un poco en el dobladillo. El impact
diera siquiera regis
me, sino esprintando, a tod
bitación, con los ojos desorbitados por el terror, dire
ojando su cuerpo sobre el de e
enorme accesorio de cristal golpeó el suelo, enviando una
o, luego un silen
os llenaron el aire, o
zón se
vo. Incluso frente a la
era nada comparado con la
ara todavía a salvo debajo de él. Estaba cubierto de polvo, un hilo
primario, una ternura que retorció e
uiera
e nada. Una víctima de s
sadora que me hizo gritar. Miré hacia abajo y vi un trozo de cristal dentado incrust
io cuenta. A na
s en Gael y Bárbara, el resca
ió hacia mí. Era la abuela de Gael,
tás bien?", preguntó
ión. "Estoy bien, abuela", mentí, mi
tobillo herido. "¡Oh, mi querida, estás sangrando!
ndole palabras de consuelo. Ni siquiera me había buscado. Mi esposo, que acaba
tirón feroz, casi salvaje, me lo arranqué, el broche rompiéndose. Miré los diamantes brillantes, un símbolo de sus promesas h
e dije a su abuela
llenos de tristeza. "Entiendo. Me asegur
po dolorido, el corazón sangrando, una figura
asgado, pero por lo demás ilesa. Sus ojos, si
roneó, su voz escalofriantemente
, Bárbara", dije, mi
e Gael. Me dijo que te encontraba... aburrida. Que eras fácil de manipular. Y que todos e
onara mis vulnerabilidades más profundas a es
n susurro, llena de un deleite retorcido. "Cómo lo imaginabas, cómo quer
, me invadió. Mi cara ardía. Mi cuerpo temb
decir, aunque una parte d
a cruel jugando en sus labios. "Pr
rie de fotos. Fotos privadas. Fotos mías. Fotos íntimas, tomadas durante momentos de p
repentino y dramático, arrojó su teléfono al suelo, esparciendo las imágenes para que t
oz resonando en el silencio atónit