El fuego reveló al verdadero monstruo

án salvar al hijo de su amante mientras dejaba a

rno comenzó cuando Damián me culpó por la tragedia, l

era vital para la alergia mortal de Mateo, dándosela

muriendo!", le grité de

a", respondió con frialda

straba a Damián como un padre heroico para su "nueva f

sde la cama del hospital,

mé el teléfono y llamé a mi abogada. Era hora de desapar

ítu

Toled

endo con Leo en brazos, dejando a nuestro propio hijo, Mateo, atrapado y gritando dentro. La trai

ciudad, un velo gris sobre mi peor pesadilla. Mi teléfono vibró, la llamada de u

clínica se está queman

la espalda, una sensación que me vació por dentro. Damián estaba

Mateo esta

nudo apretado en el pech

ra la mía. Dejé caer el teléfono y corrí. Corrí como nunca antes, mi

su carita asustada, sus ojos grandes llenos de miedo. Damián...

os bomberos luchaban contra las llamas, sus siluetas oscuras recortada

genia a su lado. Y en sus br

esesperadamente el rostro de mi hijo.

garrada, pero el ruido del

entrada. Su ropa estaba rasgada y quemada en algunos lugares. Tenía cortes en la c

e sobre el estruendo del fuego. Sus ojos, antes lle

Me arrodillé a su lado, mi corazón latiendo furiosamen

un gemido escapó de su garganta. Su

on en los míos, buscando una respuesta qu

ra un veneno que ahora corría por mis propias ve

rota, tratando de ahogar el grito que pugnaba

lágrimas cayendo por sus mejillas sucias de hollín. "

xaminaba sus heridas. Su piern

teo, sus ojos fijos en el fuego. "Dijo qu

marme y proteger a nuestra familia. Lo

fusión. Mis propias lágrimas se mezclaban con la suciedad en su cabe

tra su frente. "Mamá está

era una marea amarga que me ahogaba. Recordé los años. La distan

ra desamparada". Y Damián, con su complejo de salvador, abrió de par en par las puertas de nuestra v

ir al zoológico y Damián dijera que estaba muy ocupado. Lo vi organizar fiestas de cum

una herida profunda en su alma, mucho más allá de los cortes y qu

preguntó Mateo, su voz apenas un hil

tálico de mi propia sangre. Mis dientes se habían clavado en mi carne, una herida física para intentar distrae