El Arrepentimiento del Alfa: Perdió a su Loba Blanca Predestinada
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uemaba los pulmones como ácido, pero mi compañe
de natación que fingía un calambre, y la llevó a la
y humillada, Javi no me ofreció una mano. En su l
Eliana! -escupió frente a toda
nuestro vínculo pedazo a pedazo, culminando en el sagrado Árbol de la Luna, d
nal no fue emoci
ónito. Mientras el veneno paralizaba mis extremidades y me hundía e
-le gritó a las
da y se alejó,
no. Finalmente acepté el rechazo que é
e en una semana. Pensó que yo no era
quiv
n un estudio de danza, directo a los br
me transformé, no
a Loba
a de lo que había tirado a la
ítu
de E
lada, pero la realidad que golp
ariz. No era una buena nadadora. Todos en la Manada Sierra Norte lo sabían. Yo era la chica sin transformar, el fracaso
ito, tragando una bocanada d
duras de la fiesta del Solst
nuestra generación y el chico que tenía mi corazón en sus manos. Era mi Mate. No habíamos completado la ceremonia
estaba mi
lina desde el otro
diante transferida, una hembra Beta que había llegado hacía dos meses. Era hermosa, con curvas
sitaba ser s
n un gruñido que vibró a través de la cubierta de
hacia
egular en el vínculo que nos conectaba. Vi cómo levantaba a Catalina en sus pode
ndo y temblando fuera del agua. Nadie me ofreció una mano.
aferró a su camiseta mojada, temblando dramáti
preguntó Javi,
o un calambr
goteando de mi vestido bara
ré-. Me esta
nte de un cálido avellana, eran duros y fríos.
Eliana
, aturdi
a que todos pudieran oír-. Catalina estaba en problem
ar, Javi! ¡
allando. Era una presión pesada y sofocan
icie
ada; fue martillada di
ión,* proyectó a través del enlace mental, su voz retumba
omo una loba sin transformar -una Omega por estatus hasta que demo
ncreto, raspánd
xtendió por
ponía en segundo lugar. La nonagésima novena v
mí, algo
único y agudo gemido de
ncio se
na toalla alrededor de los hombros
piernas temblaban, p
n -dije s
ocupado susurrando consuelo a la
de los miembros de la manada, pasando las risitas de los adoles
a la casa de mis padres
ces. Me senté en mi escritorio, con el agua fo
a carta de aceptación que había
Artes de la C
eutral. Lejos de la Manada Sierra Norte. Lejos de
ue ahí es donde iría Javi. Había planea
el cu
tar O
e c
lores secas del baile de graduación, las sudaderas enormes que me dejaba roba
él, a pino y lluvia. Ahora,
a bolsa d
la piscina. Simplemente comencé a tirar cosas. Cada re
minado de