La Emperatriz que entierra su pasado
e divorcio en su escritorio como si fuera una serpiente venenosa. Con un gruñ
redulidad y furia-. ¿Sabes lo que esto le haría a Desarrolladora Juárez? ¿Al preci
iliar, siempre priorizando su imperio, su imagen pública, sobre mi dolor. E
su cabello, susurrando palabras de consuelo. La mira
entonces resolvamos los problemas a tu manera, A
tello de sospec
cond
n la foto del niño-. Es tu hijo, Alejandro. Yo lo criaré. Tú pue
e indignación. Se bajó del regazo de Alejandr
puedes! ¡Es mi hijo! ¡No p
ollozos penetrantes, su actuación al
una manera que rara vez había visto. Un d
l vez yo no sobreviviría, cuando la posibilidad de perder a su socia silenciosa, su arquitecta no acreditada, s
lena de una rabia venenosa-. ¿Insultarías e
cla de dolor y furia-. ¿Qué hay de mi derecho a ser madre? ¿Qué hay de los años que
aba contra la pared, cuando esta empresa estaba a punto de colapsar, ella
de su mentira, la reescritura completa
ociaba contratos, pasaba noches en vela para mantener su sueño
, trató sutilmente de interven
uvo ahí para ti. Ella solo... solo
te amable y comprens
o. Me agarró la mandíbula, sus dedos clavándose en mi piel, oblig
a disculpa,
ar. La palabra "no" se formó en m
, se movió sutilmente. Su vestido, de alguna manera, se subió, revelando un moretón en su
e suavizó en una ternura repugnante. Soltó mi mandíbula, su
a, mira lo qu
a ardiendo con una fur
s, Cintia. Pídele
dón a ella? ¿A la mujer que había desmantelado sistemá
engua, pero fue ahogada por el clic me
almada-, llamaré al hospital. Les diré que desconect
ó de mis pulmones de golpe. Mi padre. Mi du
ir, mi voz cruda de incredulidad-
Está sufriendo. Sería una misericordia. A menos, por supuesto, qu
ometiendo su devoción. Había prometido apreciarme, proteger a mi familia. Ahora, es
so atrapado en mi pecho. Lentamente, dolorosamente, me h
sabor amargo en mi lengua-. Lo
sa con una mezcla de rabia, des
astimes a mi padre. Por fav
eptiblemente. Un destello de algo, tal vez una punzada momentánea de conci
rdenó, su voz como hie
ndose-. ¡Lo siento por todo! Por f
nfante jugando en sus labios. Lo había logrado. Me había puesto de rodillas. La "luz
agonizante. El silencio era ensordecedor, puntuado solo por
, de sacrificio, de amor malgastado, pres
ente,
z plana-. Les diré que
ono a la oreja, d
l tratamiento del padre de Flores.
invadió. Levanté la cabeza, una espera
í, se contorsionó repentinamente. Sus ojos se abrieron, su mano agarr
jadeo incrédulo-. ¿Están
o estaban destinadas a mí, eran lo suficient
rido y dulce pad