El Omega Indeseado: Reclamado por el Alfa Oscuro
vista d
empezó como un diluvio. El cielo se abri
Las ruedas se atoraban en la grava. Mi rodilla mala
parado en el balcón del segundo pi
el. Temblé violentamente. El agua corría por mi pierna, mezclánd
o hacia la casa. *Por favor, s
bía bloqueado el enlace de nuevo. Solo miraba, co
su precio. Tropecé. El asa de la maleta se resbaló de mi agarre. Caí
tarme. Mi fuer
la lluvia, escuché abri
nessa-. ¡Se cayó! ¿Debe
ba allí, sosteniendo un gran pa
ada por su autoridad Beta-. Déjala. Está haciendo esto para l
hacia adentro. La puerta del balcón
la en la
í que esto es todo*, pensé. *Muero en el camin
cortaron la
ió subiendo por el camino. No era un auto de la man
rrido a centímet
rió de golpe. U
hizo que la lluvia pareciera ralentizarse. Era alto
mi lado. Su man
Z
peó el suelo;
Un calor, feroz y consumidor, explotó desde el punto de contact
s, usualmente apagados,
és de una ventisca. Ch
iagador que hab
do desde el incendio, de repente levantó la cabeza en l
gi
M
riba, a unos ojos del color de las nubes de tormen
e dilataron hasta que sus ojos fuer
vibró en su pecho, lo suficientemente
bo más temido del continente. El líder de la p
como si no
ája
inclinó sobre la barandilla, con el rostro pálido. Él también lo
de Plata! -gritó Arturo, con la vo
goteaba de su cabello oscuro, pero
a más poder del que Rogelio jamás había tenido. No era solo
-gritó Arturo, aunque dio
n me
uedarte, pe
cerradas donde Rogelio y Vaness
os -susurré-
ndolo como una amenaza. Abrió la puerta trasera de s
o, el pánico finalmente entrando en
contra la puerta del auto
i la quiere de vuelta, puede venir a las Tierras de las Sombras
la p
ctor. El auto estaba cálido.
rovisor. Sus ojos eran más suaves ahora, llenos de un dol
seguía parado bajo la lluvia, agarrando la barandilla, viéndose ca