La venganza gélida del Capitán de Aspen
FU
oche y Chloé, como era de esperar, empezó a temblar. Su chamarra de esquí, moderna y delgada, clara
!", gimió, su voz d
tándose su propio abrigo grueso y relleno
e abrigadora", dijo, pero su tono era suave, lleno
rigo, levantando la cabeza
á increíble en las fotos. Sabes lo impo
le había dado, con un pequeñ
es solo un a
Chloé", insi
mucho mejo
xquisito bolso de c
rme mi bolsa nueva! Es el acces
ición limitada de una marca que reconocí. ¿Gonzalo acababa de comprarle a Chloé una b
osamente suave, "¿de dónde sac
lviéndose hacia mí,
ño regalo. Por su arduo tr
l pesos no es un pequeño regalo. Es más de lo que
e er
, Ana! ¿A ti q
que gano como ingeniera de software, el dinero que gano como Capitán de la Reserva del Ejército Mexicano. ¡El dinero
l rostro contraído por la rabia. "¡Es
, ganado con tanto esfuerzo, financie lo
ó un tono que
de esquí decente el año pasado y dijiste que no podíamos permitírnos
mándome. Él siempre había sido tan cuidadoso con "nuestro" dinero cuando se trataba de mí. Siem
oportunidad, inte
or, puedes quedártela. Seguro q
ofreciéndomela. Sus ojos, sin emb
ego volví a m
a mano, Chloé. No quiero nada qu
y miró a Gonzalo, sus ojos l
mala conmig
e Gonzalo s
te! Estás arruinando
mano, tocando sua
zalo. No dejes
lando sobre sus
ando mucho. Déj
a Chloé, con una ternura en los ojos que me heló l
davía soplando en sus manos. "No quiero que te enfermes. Sé qu
intentar volver a
suavemente
necesitas más. E
ella, su voz llena de falsa preocupación
ción. Finalmente, Gonzalo, exasperado, se volvió a poner el abrigo. Chl
astañeteando tan fuerte que casi podía oírl
nocentes, una clase magistra
de alto rendimiento, la que me había comprado con mi propio dinero, para la que había
la voz plana, "qu
mente. ¿Habí
Qu
tió, con voz firme. "Tú no eres
o, solo soy de sangre caliente. Eso no significa
ia mí, con los
uítatela
marra. Instintivamente retr
nzalo! ¿Qué es
n trozo de pavimento helado cerca de los teleféricos. Mis pies resbalaron. Perdí el equilibrio. Ambos caímos. Mi cabeza golpeó el suel
ancada de mi cuerpo. Vi a Chloé, su rostro una máscara de falsa preocup
tó Chloé, su voz temblorosa, au
arriba, sus ojos despr
timando la pregunta de Chl
arse, ajustando mi cha
hloé. Yo me en
vió ha
resa al hotel. Te al
Simplemente me dio la espalda, a su esposa, y empezó a camina