Contrato con el Ex que se fue
h Pi
boda se sintió co
oses fingidas y las miradas fulminantes de la pequeña congregación no dudaban en ap
astante rápido. La ceremonia t
problemas apenas
n con mi hija, me llevaron al almuerzo po
irtió en un purgatorio. ¿Cómo no iba a serlo si mi familia
iera esca
ude. Sus ojos estaban
niños, no muy lejos de la nuestra. Mientras me costaba acostumbrarme al anillo en el dedo, la
e de Nathaniel rompió el pesa
urreó Rosaline como la zor
io al volver a mirarme. Debo decir que, a pesar de su encantadora elegancia, su amargura la ha
nte con su plato. Parecía que no tenía intención de ay
i
grosero, señora
rvenir. «No le haga caso, señora Storm, nunca recono
recerrados transmitían una peligrosa advertencia-. Tienes que tener cuidado contigo misma y
ralas -dije brevemente tras echar un vistazo a mi
¿Sabes qué?" Sonrió con naturalidad. "No tengo por qué estresarme. Apuesto a que esta unión se romperá pronto, pero mientras e
orm -resonó la voz de Nathaniel y puso fi
dentro de mí se hizo firme y observ
guntó la se
isuras de la boca y dejó la servilleta. Parpadeó con serenidad, a
año pasado. Lamento que haya estado vacía tanto t
ceño-. ¿Qué quieres decir
aniel respondiera
obre la mesa... La
uantos más segundos pasaban, solo podía reaccionar recordando los momentos en
e echo la mano a un lado? ¿Y por qué s
vivir con sus padres? No quiero expon
e. Levantó las manos y la mujer a su la
guien que no conoces? -preguntó mi padre-. ¿
ron fácilmente ignoradas. No voy a
hablarle con dureza a Sara. No tienes derecho a doblegarla ni a l
ajo está
fuerza, como un alma atormentada, temí que en es
vez que estuvimos uno al lado del otro, dijo: "Respeta nuestra deci
~
NIEL
ni siquiera mi madre se dio cuenta de lo mucho que
aba el contacto entre mi mano y la de Sarah.
olo
sta de su mano era ta
pretaba y pellizcaba la mesa en reacción, y yo sólo quería
h
estoy volv
uviera debilidad por las manos, pero no es el caso. Nunca he mirado la mano
o que es hora de reanudar
entos para concentrarme en ella. El desprecio en sus ojos era más intenso que nunca, y supe que sería una to
ablo la hubiera agarrado, le dije: «Me oíste
gur
mujer es muy gr
lvídate de eso. Además, nuestro matrimonio no es moti
da se volvió fría e impasible-. Ya
T
ero lo menos que puedes hacer es tratarme como lo harían las personas no
me advirtió, y finalmente noté la
li
lo vestido blanco me atrajo hacia su aura, y en ese altar, me pregunté cu
sta mujer solo es un medio para al
e vez en cuando es inevitable. En fin», me apresuré p
en bofetadas, estaría sangrando ahora mis
punto de i
palda-. No volveré a almorzar.
o más tarde. Fírmalo
ó y no tuve más opción que
tarme si su odio era una forma de jugar con mi valioso
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boda se sintió co
oses fingidas y las miradas fulminantes de la pequeña congregación no dudaban en ap
astante rápido. La ceremonia t
problemas apenas
n con mi hija, me llevaron al almuerzo po
irtió en un purgatorio. ¿Cómo no iba a serlo si mi familia
iera esca
ude. Sus ojos estaban
niños, no muy lejos de la nuestra. Mientras me costaba acostumbrarme al anillo en el dedo, la
e de Nathaniel rompió el pesa
urreó Rosaline como la zor
io al volver a mirarme. Debo decir que, a pesar de su encantadora elegancia, su amargura la ha
nte con su plato. Parecía que no tenía intención de ay
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grosero, señora
rvenir. «No le haga caso, señora Storm, nunca recono
recerrados transmitían una peligrosa advertencia-. Tienes que tener cuidado contigo misma y
ralas -dije brevemente tras echar un vistazo a mi
¿Sabes qué?" Sonrió con naturalidad. "No tengo por qué estresarme. Apuesto a que esta unión se romperá pronto, pero mientras e
orm -resonó la voz de Nathaniel y puso fi
dentro de mí se hizo firme y observ
guntó la se
isuras de la boca y dejó la servilleta. Parpadeó con serenidad, a
año pasado. Lamento que haya estado vacía tanto t
ceño-. ¿Qué quieres decir
aniel respondiera
obre la mesa... La
uantos más segundos pasaban, solo podía reaccionar recordando los momentos en
e echo la mano a un lado? ¿Y por qué s
vivir con sus padres? No quiero expon
e. Levantó las manos y la mujer a su la
guien que no conoces? -preguntó mi padre-. ¿
ron fácilmente ignoradas. No voy a
hablarle con dureza a Sara. No tienes derecho a doblegarla ni a l
ajo está
fuerza, como un alma atormentada, temí que en es
vez que estuvimos uno al lado del otro, dijo: "Respeta nuestra deci
~
NIEL
ni siquiera mi madre se dio cuenta de lo mucho que
aba el contacto entre mi mano y la de Sarah.
olo
sta de su mano era ta
pretaba y pellizcaba la mesa en reacción, y yo sólo quería
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estoy volv
uviera debilidad por las manos, pero no es el caso. Nunca he mirado la mano
o que es hora de reanudar
entos para concentrarme en ella. El desprecio en sus ojos era más intenso que nunca, y supe que sería una to
ablo la hubiera agarrado, le dije: «Me oíste
gur
mujer es muy gr
lvídate de eso. Además, nuestro matrimonio no es moti
da se volvió fría e impasible-. Ya
T
ero lo menos que puedes hacer es tratarme como lo harían las personas no
me advirtió, y finalmente noté la
li
lo vestido blanco me atrajo hacia su aura, y en ese altar, me pregunté cu
sta mujer solo es un medio para al
e vez en cuando es inevitable. En fin», me apresuré p
en bofetadas, estaría sangrando ahora mis
punto de i
palda-. No volveré a almorzar.
o más tarde. Fírmalo
ó y no tuve más opción que
tarme si su odio era una forma de jugar con mi valioso