La luna que le faltaba al rey
no estaba dispuesto a irse s
ó Árgon-. Ven, Rey. Ha
e ojos negros-. Falta la preg
lvió
o v
Kael. Estaba a un paso. N
vista a
e refiriéndome a Árgon-.
r-. No hay derecho d
nuevo, sin mos
tro -dijo-.
aso. Y el bos
inde, el otro no puede matarlo. Pase lo que pase en el due
rqueó u
s manc
oria a la carnicería -dijo Kael-. L
asintió al
n usar espadas, dagas o cualquier otra a
quien pide permiso, y me llevó afuera.
a camisa. Kael se abr
la palma derech
-dij
repitió
hombro, peso contra peso. Árgon empujó buscando desbalancear
bajó el antebrazo, bloqueó y respondió con un talón a l
escupió Árgon-.
nzar. Ares me rozó apenas el hombro con
abajo. Kael cayó de rodillas y sonrió. Tomó la muñeca que venía por su car
o aplaudió.
do y, por un latido, mostró gar
s -recordó
y uno largo, y lo empujó. Árgon retrocedió tres veces. El bord
, sin odio-. Y te d
ceder. Nací
dignidad
par de segundos. Fue tiempo suficiente para que Árgon intentara un golpe en la tr
o el hombre de
e liberó con un giro de cadera y un empujón cer
mujer-. O cedes,
dorso de la mano. Había sangr
ce
dir permiso-. Si caes, te voy a ver
i, por primera vez,
uñó-. Úl
o y una llave de hombro que convirtió el cuerpo de Árgon
o siguió y lo inmovilizó coloc
Kael, respi
scó miradas de humillación e
ijo casi
spiramos
e. Árgon le aceptó la mano a medias, con la rabia de
ara que solo los que estaban muy cerca de m
la verdad.
llegado: negros sobre ocre, su sombra se disolvió entre lo
o. Reclamo negado. Duelo conclu
idan bajó los hombros. Ares se pasó
volvió h
tás
, detrás, añadió un
decir al
asintió. Ka
aso al
ena y de Íñigo. Soy de los
que no fue de gente: hojas, ramas, tierra,
por segunda
. Ha
l cuerpo me pedía
ño cortó el aire: hierro viejo, humo. Kael se detuvo. Mike
eles? -
asi
-. Esto n
nos mostró