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Él puso fin a nuestro para siempre

Capítulo 4 

Palabras:1203    |    Actualizado en: Hoy, a las 17:06

de A

dico, un recordatorio insistente de que estaba viva, pero apenas. Mis ojos se abrier

sa de alivio, cortó el silencio. Estaba allí, inclin

ravesó mi brazo derecho. Estaba encerrado en un pesado y

los monitores. -Señor Kane, por favor, dé

¿Te duele? Los médicos dijeron que tu brazo estaba... destrozado. Y que tenías una conmo

ecordé las voces de la azotea, la escalofriante revelación de la

n en mi bomba de intravenosa. -Esto ayud

ico hacía efecto. Los bordes del mundo se suavizaron. Po

mano izquierda, su pulgar acariciando mis nudillos. El toque, una vez tan reconfortante, ahora se se

lo prometo, arreglaré todo. No sé qué pas

ro se descompuso. Parecía herido, confundido. Pero no había ira. Solo una profunda tri

por ti es culpa. Una formalidad. Un hábito. Y en ese momento, lo acepté. Había una extraña

ágrima de dolor, ni siquiera de ira. Era una lágrima de pérdida. Por la chica q

nuevo, su rostro una máscara contorsionada

ación cruzando su rostro. Lo silenció, pero volvió a vibrar casi de inmediato. Luego otra v

nna? Te dije que te llamaría. Estoy con Amanda ahora mismo. -Hubo una pausa, lueg

lor sordo. Mi mentora, la profesora Davies, entró entonces, con el

ómo te sientes? -pre

ra -logré decir

rbadores en su computadora, dirigiéndose a ti, pero también... a otra estudiante. Jenna Christian. Parece que desarrolló una

transferencia de karma"

ciló-. Parece que algunos de tus compañeros están cuestionando la originalidad de tu colec

tratando de robar mi carrera. Una risa amarga se me escapó. -¿Importa, profesora? -pregunté, m

ítida y de aspecto oficial-. La École de la Chambre Syndicale en París. Han confirmado tu aceptación a su programa de becas. Y se han puesto en contacto. Están dispu

i escape. Mi futuro. Ya no era un su

bién. -Sonrió, una sonrisa genuina y cálid

nza, frágil pero real, parpadeó dentro

con el rostro tenso. Vio la carta en la mano de la profesora Davi

Estás herida. Necesitas recuperarte aquí. Conmigo. -Se volvió hacia la profesora Davies,

ane, esta es la decisión de Amanda. Y es una o

n, su mirada frenética, moviéndose entre la profeso

n su voz, la repentina posesividad, todo era demasiado ta

un pequeño ceño fruncido en su rostro. -Oh, Benjamín. Parece que Jenna Christian te e

ngustiada? ¿Qué pasó? -Todos los pensamientos sobre mí, sobre París, sobre nuestro pasado destroza

ción, sacando su celular, ya llamando a Jenna. Sus pasos

el futuro había descrito, corriendo ciegamente hacia la mujer que lo arruinaría, dejándome a mí

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