Secretos de la esposa olvidada: Ahora brilla
ista de El
onrisa deslumbrante, como si mi corazón destrozado y mi madre moribunda fueran solo ruido de fondo. Tomó su mano, la apretó y l
on la respuesta casi inmediata de Jonath
grimas, sino de un fuego frío y duro. La Elena desesperada y suplicante se había
n las chillonas decoraciones de la boda. Cintas de seda bla
nja de tul blanco que colgaba de un arco de jardín. Con un gruñido
na c
a de incredulidad. Pisoteó el suelo, una exhibición infantil de impotenc
ra guirnalda de luces, luego un ramo de lirios. Cada rasgadura, cada est
do a murmurar y señalar, ahora
oción, frunció el ceño, un destel
ó, su voz tensa por la ira apenas cont
podía comprender. Caminé directamente hacia el altar, esparciendo decoraciones rota
cia él. Ella rio tontamente, con la mirada baja, un sonrojo en sus mejillas. Él nunca había sido tímido conmigo,
dieron, coreando: "
l vacío en mi pecho. Mi mente repasó cada momento en que me había negado, cada vez que se había nega
ario atravesó mi ment
es rotas que aún sostenía. Volaron por el aire, golpeando a Bruno directamen
ué es esta farsa?! ¡¿Y quién es ella?! -Mi dedo, temblando, señaló a Galilea-. ¡¿Quién es
s ojos, aunque todavía nublados por la irritación, se encontraron con los míos. Se abrieron ligeramente, observando mis ojos rojos e hinc
urro de arrepentimiento? ¿Un indicio de piedad? Mi corazón, a pesar de
aban en mis palmas, se relajaron lentamente. Tragué el nudo amargo en mi garganta. *Solo