La jaula de su mentira perfecta
ía
perfecto ligeramente arrugado, un moretón oscuro y en proceso de curación vis
ro una máscara d
la mentira suave y practicada-. Fue un accidente. T
ello, la pura e insultante i
ono de advertencia-. No quiero que este incidente le
a comenzó a arder a trav
o-. Me agredió, Alejandro. Me rompió una botell
eve línea de molestia. No esta
e desheredado, pero nuestros abogados todavía están contratados. Me pregunto cómo le irá a las accione
enamorada con la que se había casado todavía estaba allí. No lo estaba. Había muerto en una esquina lluviosa
voz tensa. Era el lenguaje
lé la botella de whisky que un visitante bien intencionado había dej
en la puerta, dejó escapar un pequ
puedo...
llas, que pensé que podrías ser igual de buena vaciándolas. ¿O debería llamar a es
terror. Miró a Alejand
andíbula tensa. Luego, arr
sombría-. Ella cometió el
agarrando su brazo-. ¡No puedes!
o con suavidad p
un lado
a arriesgar su vida por ella. Por su honor. La pru
una pausa para respirar. La bebió como si fuera agua, su nuez de Adán subiendo y bajando con cada trago. El líquido ámbar desapa
piración se volvió dificultosa. Pero siguió bebiendo. Cuando la última botella estuvo v
atisfecha
to, entró un
a, es hora d
leaba, su cuerpo luchando contra la reacción alérgica, m
ir. Sus ojos se a
oz mortalmente tranquila-. Creo e
eza con un ruido sordo y repugnante.
en el repentino silencio. Me di la vuelt
onido crudo y roto de furia e incredulidad. Lo oí moverse torpemente, llamando a
tada en la mesa fría, escuchando los pasos apresurados y los gritos de pánico af
lí, sola, con solo el zumbido de las máquinas como compañía. C
ás decadente y más descaradament
y extraños hedonistas, traté de quemar
lara, sus ojos llenos de preocupación mie
ompemos. Solo nos vengamos. -Golpeé el vaso contra la mesa-. Ah
del color del mar y una sonrisa que podría derretir glaciares estaba sentado a mi lado. Me
sobre mi muñeca, e
los ojos fríos y furi
-