Una noche con el señor multimillonario
ndió desde adentro: "Sí, adelante". Entraron y encontraro
nos días, señor Ryan", le respondió Sara
ue acababa de salir después de instruirle que le consiguiera unos a
Sara, la secretaria del CEO. Creo que también deberías
abía conocido a todos los empleados. Pero al menos ya conocía a
como el señor Ryan se fue. "Encantada
esó. Sara dijo que se iría. Tenía otra tarea que debía entregar a
retaria que le trajera unos archivos antes de salir? De todos modos, ella era nueva y por tra
exquisita oficina. Era como si estuviera en la C
el ceño y miró con atención. El colgante y el co
unque rara vez se lo quitaba del cuello. El colgante s
madre. No pudo llevárselo cuando dejó Zephyr hace cuatro años,
o tipo de collar? De todos modos, algunas de
se volvieron pesadas y sintió que iba a salirle ampollas en l
o del día. Cuando terminó y estaba por irse
s recorriendo la figura de Arianna. Le miraba la cara, el cue
en que él la miraba. "No. Esperé, pero no
de ir a su oficina y presentarte adec
ara irse, ansiosa por salir de la vista de ese h
demás empleados ya se habían ido. Arianna probablemente había esp
que la sujetaba y luego directamente hacia su rostro. Sus ojos estab
ntimos y manejar las cosas juntos. Si me complaces bien, me aseguraré de que te asciendan con m
cuerpo para mejorar su vida. No olvide mantener la profes
de tu vida un infierno si te niegas a obe
jó. Qué tontería. Pensó que era un hombre re
ajo, decidió comprarle un juguete a Eli.
gran supermercado donde una sección e
día permitirse en ese momento. Sacó su tarjeta y pagó. Al salir con los ar
staba pasando. Un anciano estaba tirado en el suel
trajes negros de pie, actuando como espectadores, sin i
rostro estaba magullado. Incapaz de quedar
l hombre tropezó y Arianna ayudó al anciano a sentars
s?", lo reprendió. Escuchó que los murmullos de la multitud se hicieron m
?", rugió el hombre del traje negro, con los ojos tan aterrador
ndolo con el dedo, le advirtió: "N
ía a amenazarlo? Se rio en voz alta, con su mano
rándolo con resentimiento. No soportaba esa actitud tan inhuma
la mano, listo para darle otro golpe al anciano y ver hasta qué punto
voz no podía confundirse. Era el jefe,
mirándola con irritación. Una gran parte de la multitud se había disp
do a esa persona el día anterior, y él fue la razón por la que perdió s
ervó de la cabeza a los pies y sintió un mayor resentimient
y le di una lección cuando esta mujer vino y me amenazó...", el hombre de
ciano. "¿De verdad robaste algo?", preguntó, casi culpándose por meters
to", murmuró
ró al hombre del traje negro, luego lanzó una rá
ntrometes en mi vista. Dime qué quieres y quién te envió a segu
vuelta cuando varios guardaespaldas la rodearon por detrás y
ancia. "Dime cuánto quieres para no volver a acerc
ajo de dinero. Lo arrojó al suelo y declaró: "Toma
hombre rico para que te resuelva tu vida. La próxima vez que t
to, no soy ese tipo de mujer que habla. No necesito
n su camino, pero el hombre
iento, señorita. Yo no soy un ladrón. Solo tenía hambre
mejor eso que robar. ¿Ves en qué te h
billete de 20 dólares que tenía y se lo d
problema. El único dinero que le quedaba para tomar un taxi
asó junto a ella. Lo vio retroceder y detenerse frente a ella
s de que pudiera decir nada,
lágrimas. Era su amiga de la infancia. Gabriela había sido su mejor am
temblorosa. "Yo también te extrañé, Gaby", le respondi
s manos, mirándose con ojos húmedos. "¿A dónde vas?",
La otra, emocionada, se subió. Estaba contenta de haber visto a su