Demasiado tarde para su disculpa
Solí
ura habitación. Era un video, enviado desde un número desconocido. Mi pulgar se detuvo sobre
lo
furia. Un par de chicos del equipo de fútbol americano estaban acorralando a Amelia Montero, riéndose y burlándose de ella. Entonces Joshu
nla en
zo, con el rostro enterra
voz un gemido patético. "Es mi culp
l instante. La atrajo en un fuer
ve con una ternura que solía ser mía. "Nunca
tamente, su expresi
Quiero poder enco
Siempre*. Era la frase exacta que había usado conmigo hacía dos años, después de que me perd
a estaba da
para construir un refugio para otra persona. Mi corazón, que pensé que ya se había hecho añicos, encontró una nueva forma de romperse. Se sintió
ar nuestras solicitudes de vivienda para la universidad. No fui. No podía. Simplemen
ando el suelo e
tamente. Los libros cayeron de mis estantes. Una grieta profunda y quejumbrosa partió el techo sob
ón que nunca debieron soportar. Mi primer instinto fue llamar a Joshua. Mis dedos ya estaban marcando su número ant
o de yeso cayó del techo, golpeándome la pierna. El dolor fue agudo y cegador, haciendo que s
o coherente fue amargo e irónico. El Joshua del Futuro había adverti
zón. Quizás yo
a voz de un rescatista, ahogada y distante, me había sacado de los escomb
aba encerrada en un pesado yeso, un dolor sordo y punzante irradia
o una tibia rota y algunos moreto
trolado. Médicos y enfermeras se movían con sombría determinación, el
onces
a visto. Su camisa cara estaba rota y cubierta de polvo. Parecía frenéti
un patético sal
brazo, pálida pero por lo demás ilesa. Y de pie junto a ellos, un fant
teñida de impaciencia. "Solo unos rasguños. Ahora, ¿qu
golpe, sus ojos escaneando la ca
Dio un paso hacia mí, su boca abriéndose para decir mi nombre. El agarre
olvió a ella. Mi momento de importan
ue conocía -o creía conocer- del chico con el que había crecido. Vio mi yeso, mi cara amoratada, y su mirada fue tan fría y
arado con la agonía de ser mirada así. Me recosté, tirando de la
preguntarle a la enfermera, su voz tensa p
la enfermera con calma. "Estará sin poder ca
hua de inmediato, con un
del Joshua del Futuro. "¿Y
cluso desde debajo de la manta. Estaba siendo partido
as. "Muy bien, señorita Solís. Vamos a llevarla a
de la bahía de emergencias se intensifi
staba cruda de furia. "¡Mírala! ¡Es
problema temporal. Amelia es la que importa. Ella es tu futuro. Clara
, seguido de un gruñido de dolor. Joshua lo habí
ello de satisfacción. Pero se extinguió casi de
en la oscuridad, con la pierna palpitando y el corazón hecho pedazos, escuché al chico que amaba pelear con el hom
gar a la esperanza, que sin importar qui