Seducida por el Tío de mi Esposo
n Alaric le había arrancado la tristeza y el dolor que la consumían. Ahor
e, se vistió rápido
después de casarse con Lucían. Era la única herede
dre, Felipe Stone. Aunque la familia trataba a Ivy como a una señorita más, su exist
pre la había tratado como a una hermana menor. Solo mucho después en
upo Stone, Selene estacionó en el
ora Selene -la salud
con una sonrisa, antes
almacenes. Aunque era la heredera natural, el corazón de Selene estaba en el diseño de moda. Su padre, siempre complaciente, nu
secretaria llamó a la p
a Selene,
notando que la jo
lgo
Ivy afuera -informó
ere ahora? ¿Pr
tó una sonr
ala
largo y elegante, sonriendo de
aludó, com
s? -preguntó
n seca. Som
mana pudiera acostarse con el marido de la ot
ó. Al contrario
l problema es que tú no s
presumir, pue
a Ivy más que cualquier insulto. La
nte mí, suplicándome misericordi
una carcajada s
caster la llamó para informarle de un b
y respetadas de Ciudad Pacífica, así que Selene decid
a Lucían, per
día siguiente, regresó s
ibió Jaime Arnal, el m
, Jaime. ¿Dónde
ede descansar primero en el salón
upes, iré a v
ar a que el abuelo viniera a recibirla,
generación, la casa se había hecho aún más magnífica. El abuelo de Lucían, Gerardo Lancaster, era un apasionado coleccio
derno invernadero de cristal escondido entre los árboles. Nadie sabía por qué
os en llegar. Desde lejos, vio
ludó con alegría m
mi nuevo té -la invi
o seguía lleno de vitalidad. Siempre hab
ego sonriendo-. ¡Está delicioso! Deja un aroma tan
rdo entre dientes. Le sirvió más té
Por qué no ha
gundo, pero enseguida
do. Luego le ll
rardo-. No te preocupe
ias,
ecirlo. Después de todo
izar el banquete -añadió e
omo miembro de la familia Lan
as palmaditas car
tan jóvenes, no tendrías que cargar con tant
as eso,
iando el tema hacia cosas más a
tivos. Exhausta, volvió a su habitación cerca
ba su cabello, escuchó cómo l
nido del agua... hasta que la pu
omo pudo con una toalla. En medio del páni
s haciendo?
aralizado, pero enseg
rgada de rabia-. ¿Puedes mostrarle tu c
ose por mantener una expresión fría, au
encendió aún más
que pa
on desprecio. Su vista se deslizó por los
pudo contener el odio que le provocab
iso, le arran
ían,
, pero su resistencia
ido! -gritó,
el cuello, presionándola
e luchaba por cubrirse, pero Lu
aces fingiendo ser una santa? ¿Así seduces a
apretándole la mand
-gritó ella, sin a
ándole más la garganta-.
. Pero Lucían, enceguecido por los celos y l
frenéticamente mientras torturaba ese del