El Secreto del Subjefe: La Huida de una Novia de la Mafia
ra
metieron en la parte trasera de una camioneta negra sin decir una palabra. Las luces de la ciudad se convirtiero
de los Ferrer se mecía en el agua negra y agitada. Y a
silla. Tenía una mordaza en la boc
tra las tenues luces de la ciudad lejana: el di
ijo, su voz engañosamente tranqu
ndo", logré decir, con lo
en la cara. En la pantalla, brillaba una serie de mensajes de texto. Enviados de
uestraste por celos". Se inclinó más cerca, su aliento caliente contra mi oí
terrizó como u
Lo juro". Mis súplicas s
mado Rocco. Rocco y otro soldado desataron a mi madre de la silla. Me
ante, pero dos soldados me sujetaron
or, su corazón...
e empieces a hablar", di
do, lo arrojó por la borda del yate. Golpeó el agua h
rudo y animal brotando de mi garganta. Podía ver el costal
resión indescifrable. Estab
una confesión de un crimen que no come
alivio cruzando su rostro. "¿La encontraron? ¿D
ia sus hombres. "Vámo
. No cortaron la cuerda. Simplemente la dejaron allí, hundi
nvadió. Me subí al yate, encontré un cuchillo en una caja de
tenaza en mis pulmones, pero pataleé frenéticamente, mis manos buscando en la oscuridad. Mis ded
su peso muerto del agua. Estaba inc
desesperados. Mientras presionaba su pecho, un pensamiento ardía con una claridad
tosió una bocanada de agua.
a no escrita en el mundo de Damián. Un código. No llamas a extraños. Arreglas las
el c
ando la operadora respondió. "