Casada con el engaño de un multimillonario
ista de Di
n hombre tranquilo y meticuloso que creía en la elegante pureza del código. Su último regalo para mí fue su vieja y maltratada laptop y un ún
como un diario digital. Cada proyecto freelance, cada hora trabajada en la fonda, cada peso ganado y cada centavo gastado, todo estaba registrado en su apl
ormado por amor y recuerdo era ahora mi única arma. Era
ja de almacenamiento. Aparté las pilas de papel y saqué la vieja laptop. Era pesada y ob
n una silla de plástico duro en la esquina, encendí la máquina. La pantalla parpadeó y cobró vida, y hice cl
o mi padre había intentado explicármelo un
entrada, se graba en la piedra, se le da una marca de tiempo única, y una copia de esa grabación se envía a cien lugares diferen
resonó en las cámaras
nco años de mi vida, mostrados en un
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jo de diseño freelance, con
horas de turn
tado de tres tra
do para pagar la tarje
pago de servicios, cada par de za
como "actuación". Podían congelar mis cuentas, podían romper un contrato, podían llevarse a mi hijo. Pero no podían borra
extinguido comenz
. Exporté hasta el último byte de datos -los registros, las marcas
mi teléfono. Mi pulgar se detuvo sobre un nom
i padre. Lo recordaba en el funeral, apenas con veinticinco años, prometiéndome que si alguna vez necesitaba algo, cualquier cosa, él esta
é el botón de llamada. Sonó tres veces an
am
roto-. Soy... soy Diana. Diana V
somnolencia en su voz desapareció, r
n pasado años. ¿Está
nada está bien. Estoy en... estoy en muchos problemas,
al otro lado, el cr
despierta e infundida con una confianza de acero que me envió u
s de notas legales. Erick Gamboa ya no era el chico larguirucho que recordaba. Era un hombre,
evastación emocional. Simplemente co
e, mi voz plana y fría-. Dijo que e
da cayeron en cascada sobre la pantalla en una catar
tensó. Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio, cada vez más rápido. Una sonrisa lenta y depredador
luz aterradora y estimulante. Me miró, realmente
basándose en su historia. Ahora, usaremos tu historia para quitárs
En los ojos fríos y rechazantes de Leo. Pensé en el cheque de finiquito de un m
rabia al rojo vivo, se fusionaron en un únic
s propios ojos fríos y
labra cayendo como un fragmento de hielo-. Qu