Perseguida por el mejor amigo multimillonario de mi ex
5 de la mañana. su aliento se empañaba en el aire fresco de la mañana. Se apre
un oficial de mediana edad, que la
sí, so
ujo por un estrecho pasillo ha
ntundentes. Nadie salió herido de gravedad, pero lo que hizo no tiene justificac
res de hoy en día no disciplinan a sus hijos. Pero cuando esos mocos
icieron que su pulso se acelerara. "Oficial, tiene que haber un error. Mi hermano siempr
rácter apacible y mirada dulce. En el fond
sma. Las cámaras lo grabaron
ado dentro. "No ha querido decirnos por qué lo hizo. Quizás usted pueda hacerlo entrar en raz
el interior, pero justo cuando iba a entrar
apareció, escoltando a
esentar cargos, primero ne
nto cuando vio a Juliano y a
en blanco y un zumbi
os y murmuró: "El de blanco", señalando a Julian
vendado y su rostro refleja
ro, observaba la escena con aire indiferente, l
ante, destacaban como lobos entre ovejas. claramente no
untándose por qué el muchacho había
tani
se clavó en ella mientras avanza
ió por ella se había transfor
egante que parecía sacada de una revista de m
? ¿Que tu hermano me matara? Lástima que ese mocoso sea un débil, un inútil ratón de bi
no sabía que, si Leland no hubiera interven
reparado para este momento. Aun así, s
e. Aunque al principio no le había caído bien, tras cinco
entía lo mismo, pero
día usar y tirar a su antojo. Y si alguna vez se atrevía a de
o en juego, sabía que Juliano no l
u voz temblaba, luchando contra la amargura que le subía
se curvaron en una sonrisa burlona. "No quisiste escuchar cu
entes. Juliano estaba convencido de que, si no la hubier
su figura. Le gustaba esa gran figura suya. "Pero bueno, n
para atar cabos: Se trataba de una pelea de pareja que se había vuelto violenta. Un joven, impulsivo
aba la si
e todo las que surgían de enredos amoros
i el señor Wells decide presentar cargos, le puede arruinar la vida. Pelee c
dramáticamente su brazo vendado. "Sabes lo que quiero, Bet
, temblando de rabia y desespera
"¡Bien!", espetó, con la voz temblando de ira contenida. "Sigue h
alejó a grandes zancadas, dejando el
ahogaban. Las lágrimas se acumularon en sus ojos
abía visto a Juliano como
lado. Él no le dedicó ni una mirada, y ella no se molestó en devolverle
una bofetada resonó en
ventana, con la mirada atraíd
mano aún levantada por el golpe. Luego, como si se le agotaran las fuerzas
caían lágrimas. Sus ojos estab