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El corazón de una madre, una cruel mentira

Capítulo 2 

Palabras:1219    |    Actualizado en: 13/10/2025

el corte en mi cabeza fue entrar en el despacho de Gael. Me senté en su costosa

o. Los niños reían, Gael tenía su brazo alrededor de mí, y yo lo miraba con un amor tan abie

de divorcio. Mis manos estaban firmes. El dolor en mi cabe

agarrando mi dedo con toda su mano. Karla, de un año, enterrando su cara en mi

l para intentar la fecundación in

había susurrado, su voz densa con lo que

Recordé el esfuerzo puro y abrumador de criar gemelos, vertiendo cada parte de mí en ellos,

habían amado. No l

cir Kenan, sus dibujos a crayón de nuestra "fa

tas -susurraba Karla durante n

a tomar clases de francés. Su nueva tutora fue una recomendación de

ia

zado entonces. Las sutiles comparaciones, las menciones casuales de

pero tenía una corazonada. Agregué "privado" y "blog" a los términos de búsqueda. Me costó un poco, pero lo en

. Años de publicaciones, fotos y cartas no enviadas, to

s. Sus estudios en París, sus exposicione

to. He encontrado una manera de acercarla. Los

ndo a nuestra casa, a nuestras vidas, durante un año. Había estado o

celebrada en un club privado. La miraba de la manera en que siempre había soñado que me mirarí

s simultáneamente les enseñaba a despreciarme. Las publicaciones detallaban sus "lecciones" con ellos. "Hoy les hablé del ta

n tan vasta y meticulosamente planeada que me robó el alie

volando sobre las teclas. No pedí mucho.

el navegador cuando escuché que se abría la pu

ora y me levanté, los papeles

ndo a la habitación, sus

Karla, su voz dulce como el almíbar. Era

te -agregó Kena

e a mi propia vida, y no sentí nada. El pozo de mi a

-dije, mi

de respuesta. Gael entró, su expr

bien? Estaba t

tocar mi brazo. Retroc

me t

que tuve una arcada. Me tapé la boca co

uego se entrecerraron. Un deste

Alex, ¿estás

spendida en el aire,

onder, su expresión se en

Después de ver a Iliana, pensaste

hablando? -susu

zo, sus dedos cla

menzó a arrastrarme hacia el baño pri

descalzos resbalando en

ltame

estal. Se estrelló contra el suelo, haciéndose añicos. Un fragmento afilado me co

acumulaba alrededor de mi pie. No soltó m

borto espontáneo a las diez semanas. Había estado devastad

a nuestros hermosos gemelos.

hijo habría sido otra complicación, otro lazo con e

uevo, arrastrándome s

ba, Alex

ño y me metió una prueb

o y furioso. Durante seis años, había pensado que él er

a mezcla de dolor, rabia y miedo. Él se qu

ás largos de mi vid

tana de resultados

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