Mi regalo de bodas: Su ejecución pública
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l hombre que juró sanar mis heridas de abandono, me esta
acido, y todavía tuvo el descaro de rogarme que d
yo planeaba un espectáculo muy diferente: un
ítu
ista de El
ontré un solo y largo cabello r
era
stro vestidor, un espacio que olía a su loción y a mi perfume, una sinfonía de nuestros seis años juntos. El aire estaba cargado de anticipación. Nuestras
ar y mi índice. Era de un brillo antinatural, casi blanco.
oce a docenas de personas todos los días. Un abrazo, un apretón de
dono que me dejó mi padre, una herida que nunca había sanado del todo. Esa herida hacía que la lealtad no fuera solo una preferencia, sino
tica y sus sinceros ojos cafés derritiendo los muros que habí
mentira ahora, manchado por este
mi miedo. Salí del vestidor, con el saco todavía en la mano, mis pasos silenciosos sobre la alfombra afelpada. La pue
ocar, cuando la risa de Marcos flotó ha
días antes de la boda? E
re se espesó, presionándome
ma voz que me había susurrado promesas apenas anoche. "Es sol
apé la boca con la mano para sofocarlo. Mi cuerpo
"El 'capricho' es una influencer con medio millón de
imposiblemente tonificado estaban por todo Instagram, usualmente envuelta en ropa de diseñador y recargada en autos de lujo
ve que hizo que se me revolviera el estómago. "Exa
da de algo parecido a la preocupación. "¿Qué hay de ell
pareció detenerse. Contuve la respiración, rezando, suplicand
ero desde que su padre se fue, tiene esta... reserva. Esta tristeza silenciosa. A veces es agotador. Necesito a alguien que sea solo div
ás profunda de mi alma, el mismo trauma que había jurado proteger, y lo había retorcido para con
dos entumecidos y cayó al su
bía alimentado durante seis años, se extinguió en ese único y
gidos, robóticos. No corrí. No lloré. Una fria
lí, un salvavidas que mi madre me había dejado, uno que había conservado a pesar de la insistencia de Diego en q
entro de diez días.
soltero. Yo le daría un
se instaló en lo más profundo de mis hueso