El Imperio Secreto Multimillonario de Su Sustituta
Damián
ó como un puñetazo en el estómago. Por una fracción de segundo, un instinto prim
nido pequeño y teatral, y apr
esto es horrib
. Esto era culpa de Sofía. Todo. Si no hubiera secuestrado a Valeria, si no hubiera intentado forzar un aborto, si no hubiera sido tan maldit
carando el temblor que sentí mom
on tanto amor, ahora estaban llenos de un dolor tan profundo que era casi negro. El dolor
esto? -susurró, s
me dejaste otra opción cuando te llevaste a Vale. Amenazaste a
roto e histérico que resonó en
as a pagar para que le sac
levándose-. ¡Antes de que tiraras nuestra vida a la basura por
riendo en sus labios, dejando
baja-. No, Damián. Yo te hice. Y tú fuiste
o me recorri
lví hacia el cerd
te pagué por
s labios, sus ojos to
l trato
e que cambie de opinión sobre dejarte salir de aquí con vida. -Mi voz
ó como la r
ante, su rostro una másc
. ¿Estás bien? Damián estaba tan preocupado p
rededor de los h
a a mi hijo. ¿Me entiendes? Esto fue una adverten
ia ar
-Estaba jugando a la pacificadora, el alma gen
vida, Vale -dije, mirando directamente
a de Sofía, me di la vuelta y saqué a Valeria de la habitaci
gresivo conmigo. Yo era solo un músico sin un peso entonces. Sofía, mi tranquila y modesta Sofía, se había interpuesto entre nosotros, mi
a abracé y le susurré:
reído y promet
or que me negaba a reconocer. El chico que había necesitado esa protección se había id
ía en la oscuridad, no pude evitar la sensación de que no solo
nterrándolo bajo la nueva ola de ira y justificació
que cr
Sofía
a, dejándome en la habitación fría y apestosa con los ped
sentada en el suelo sucio. Abracé mis rod
ido proteger
alguien me pusiera una mano encima. Pero ese chico se había ido. El éxito y la inseguridad lo habían envenenado, lo habí
alientes y silenciosas. Pero no eran lágrimas por él. Eran por mí. Por la ton
orar por él. Ni
o Marcos que había tenido en espera, entró. Había estado siguiéndome desde que dejé a
e. Me echó su saco sobre l
mano. No quería estar adormecida. Quería sentir esto. Necesitaba que la
ronca. Me levanté, apretan
Valeria por su codicia. Yo había construido su
taría viéndol
-