El Imperio Secreto Multimillonario de Su Sustituta
en la quiebra a un aclamado CEO tecnológico. Fui la inversionista ángel que financió su imperi
una mujer de su pasado que se pare
a mi ropa, mis cosas, y le robaba su afecto. Cuando finalment
clandestina. Observó desde las sombras cómo hombres lascivos pujaban por mi cuerpo, int
me dio el golpe final que me destrozó el a
surró a Valeria, sin saber que yo p
tenía ni idea de que, mientras hablaba, nuestro divorcio ya se estaba tra
voz tranquila y firme-. Est
ítu
Sofía
uchaba por sobrevivir con hoyos en los zapatos, a un aclamado CEO
con un vestido floreado y barato. Sus ojos, grandes y llorosos, recorrían nuestra sala minimalista, un espacio que yo había diseña
arte baja de su espalda. Era un gesto que yo conocía bien, un
ecimos en la mi
ción de volver a ver. Pero la forma en que Valeria miraba a Damián, con una especie de e
a una i
nto en el centro bajo un nombre falso, tratando de sentirme normal. Era solo "Sofía Sánchez", una diseñadora gráfica free
vavidas. La lluvia le pegaba el cabello oscuro a la frente y su chamarra barata estaba empapada. Pero fue su rostro lo que me detuvo. Tenía la mandíbula afi
Ferrer y me tocó una canción ahí mismo, en el pavimento mo
ma que prometía que conquistaría el mundo. Él amaba, o eso creía yo, a
En secreto. A través de una serie de empresas fantasma e inversiones anónimas, canalicé millones a su sueño. Fui su inv
ara, me daría el mundo. Me compraría una casa, un anillo, un
abello por las noches, exhausto pero triunfante después de
e construyo
Ferrer se convertía en un nombre sinónimo de genio hecho a sí mismo. Nos mudamos a esta mansión con pare
ma mansión, él explicaba
ispó los nervios-. No podía simplemente dejarla en la calle. Se q
de Valeria se iluminaban, un deste
itación de Valeria. Al día siguiente, mi perfume característico flotaba en el aire después de
nalizado, un tono creado específicamente para mi piel. Estaba untando el c
rompió. Le arrebaté
peligrosamente baj
labio inferi
que... me par
odoro y dejé caer el costoso tubo en el agu
tos después. No gritó. S
un labia
ío -re
tenía una pequeña caja de terciopelo. La abrió para revelar un delicado collar
su voz una melodía dulce y empalago
s zancadas, le arranqué el collar de la mano y le di
evándose la ma
abrí y arrojé el collar con todas mis fue
n a nadie -dije, volvi
ndo, su rostro era
unando su rostro entre sus manos, revisando el daño. Ni siquiera
su frialdad fue peor. Esa noche du
Valeria se había ido. S
parte de mí satisfecha con el resultado. Una paz tensa se instaló en la casa durante unas
encontré en su oficina, de espaldas a mí, susurrando por teléfono. No podía o
en la pantalla antes de q
do había terminado. El amor que había vertido en él, el imperio que hab
e dije quién era, solo que necesitaba iniciar el proce
pareció en la puerta principal. No estaba sola. Esta vez, lucía una sonrisa tri
ió, su voz resonando con
ando en mi casa, com
fuiste un lugar que guardar. Ahora que voy a t
cia en su rostro, y una lenta y fr
lo que acabas de hac
dos hombres de traje oscuro entraron en la casa. Fueron educados, eficie
ncontró sentada en la oscuridad,
su voz temblando de rab
n sorb
do, Damián. Prometist
está mi hijo? -rugió, su preocupación únicam
quila y uniforme-. Y luego la trajiste aquí. Ella presumió mis regalos, usó mi
una mano por el cabello, su pánico palpable-. Por favor, solo dime dónde está. Haré
nte lo vi por lo que era: un hombre débil
vanté y caminé hacia el bar, tomando un juego de documentos que mi ab
o el d
a mí, su rostro contorsionándose con
sobrevivir sin mí. Yo te hice. Todo lo que tienes, todo lo
er que había financiado toda su existe
uerza-. ¿Quieres los coches? Tómalos. Solo acepta a Valeria. Ella y el bebé serán pa
no sentí nada más que un vasto y vacío frío. Me veía como una p
rdarle quién esc
ngo nada sin ti? -pregunté,
onrisa cruel-. Ahora,
acuerdo de transferencia de activos, dándome el ci
sonido fu
empresa es el t
rregí-. Fírmalo, Damián. O nunca la volve
e su amor por su compañía. Sin otra palabra, arrebató la pluma y garabateó su firma en los docum
pió-. Ahora,
isa verdadera y
o de la ciudad. El procedimiento está programado para
o de un rojo fur
erra! ¡Te v
eléfono. Presioné un solo botón, y una voz mas
do de gélido a cálido-. ¿Nuestra bo
uego su voz rica y
quieres, Sofía. He
Solo necesito un poco de tie
io con una floritura y se los deslic
á por la mañana -dije-. Fel
y me alejaba del hombre que había creado. Los pedazos rotos de nuestros cinco añ
-