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Su corazón, mi traición suprema

Su corazón, mi traición suprema

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1767    |    Actualizado en: 29/09/2025

o Elías O'Donnell era solo un parche. Nunca les creí. Él era el hombre que retrasaría una junta multimillona

ada, lo escuché hablando por teléfono

nica forma de acercarme a

, me encerraron en la habitación de pánico para desatar mis miedos más profundos. Luego, durante una c

fue por mí, sino para mantener a mi padre emocionalmente estable y que la "

a complicación de la que, por s

nesperado en el cirujano de mi padre, un

habitación

tras todos estén distraídos, los

ítu

vista de

nio era un parche, un arreglo temporal hasta que regresara el ver

tojaba su risotto de trufa, ese que había aprendido a preparar solo para mí. No lo veían en nuestra cocina, con las mangas de su tra

, su voz un estruendo grave contra

a mi padre, Gerardo Barnett, después de que una cirugía complicada casi me lo arrebatara. Elías se había sentado a mi lado en la es

stro vínculo se sintió absoluto, forjado en algo mucho más pro

ubes de golf sobre el regreso de Julieta Durán -la brillante científica, su amor de la infancia, la

osa y estúpida creenci

as rosas se solidificaban en un positivo claro e innegable. Una ola de euforia me invadió, tan potente que me hizo dar vueltas la cabeza

decírsel

roble ligeramente entreabierta. Podía oír su voz, suave y segura, y me detuve, qu

uerta no era la que yo conocía. Era tierna, sí, pe

lieta. Gerardo confí

ación. Julieta. Estab

conspirador-, usaremos su tejido hepático único para

sentido. Eran piezas de rompecabezas de dos cajas diferentes, violentas y equivocadas al encajarlas. Pe

tro de Julieta Durán, etéreo y frágil, incluso a través de la videollamada pixelada. Y Elías le estaba

caricia-. Casarme con Gema era la única form

s. Cayó con estrépito contra el suelo de mármol, el sonido

lo se agrietó.

forma en que me abrazaba después de

ra de cinco años, meti

alma, colgada en esas paredes blancas e inmaculadas. Elías había surgido del humo y el caos como un ángel guardián, sacándome de la estructu

o allí de nuevo. Pagó por el interminable desfile de especialistas, los tratamie

que crió a la mujer que amo -había jurado, s

e era sinónimo de poder y riqueza. Éramos de universos diferentes. Pero él había sido tan persistente, tan gentil, tan absolutamente convincente. Su apoyo inquebrantable

cosecharlo como si fuera un cultivo. Yo no era su espos

ero lo ahogué, llevándome la mano a la boca. No podía de

etada fuera de su estudio. El mármol frío se filtró a través de mi ropa, una c

den única y afilada que atravesaba la nieb

bancarias, las notificaciones de redes sociales, los escombros de una vida que ya no existía. Abrí mi

, no serían mucho, pero tenían que ser suficientes. Una pequeña cabaña, un terreno dond

s. Tenía

a pequeña y rústica cabaña en dos hectáreas, con energía solar y pozo de agua. El anuncio

n correo de con

mi padre, mi pulgar flotando sobre el botón de llamada. Tenía que c

en? -Su voz cálida y familiar

on mucha atención. Prepara una maleta. Solo lo más importante.

á pasando? Me e

mí. Te explicaré todo más tarde

sobre mí. El aroma de una colonia cara y de una ambición

na expresión extraña e indescifrable en su rostr

ema? -preguntó, su vo

salto, metiendo mi te

martilleaba tan fuerte que pensé que podría ro

recogió la prueba de embarazo. La miró por un largo momento, su expresión c

n en esa sonrisa familiar y gentil. Pero

da. Extendió la mano, su palma aterrizando suavemente en mi vient

ía como una ma

ba de darme cuenta de que la puer

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