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El gemelo de mi prometido, un engaño cruel

Capítulo 2 

Palabras:1085    |    Actualizado en: 29/09/2025

ista de So

corriente para una vida más simple y corriente con Alejandro. Mi verdadero nombre es Aurora del Valle, la única heredera del imperio inmobiliario Del

la mujer que se cambiaría a sí misma por un hombre, murió en el frío suelo de ese

ndo sobre la pantalla mientra

inte

dad los próximos dos meses. No podemos vernos en person

en este momento, el misterio se sentía más seguro que las brutales ver

"Pero con un

im

ezas esto no es Sofía Mor

eve, pero pude sentir la sor

ro siempre odiaba. Bebí hasta que los bordes de mi dolor se desdibujaron, y luego vo

o preocupado que ahora me ponía la piel de gallina. "Sofía

su muñeca. No llevaba el Patek Philippe. Por supuesto que no. Ese estaba con su nuev

e, mi voz más fría

pasa?". Se acercó más, tomando mi cara entre sus manos. "Sabes que lo que má

había oído decir a Alejandro en la villa. Mi estómago se retorci

ción perfecta de los de Alejandro. Se sintió como ser besada por un fantasma, un espectro que llevaba el rostr

separaron de los míos, me aparté.

irada confusa sobre mí. Cerré la puerta y me apoyé en ella

desvaneció en el segundo en que pensó que yo no podía oírlo. No era el sonido de un aman

ido de lo que pensa

la paleta preferida de Alejandro. Al fondo, encontré lo que buscaba. Un vestido rojo sangre vibrante que no

trajes a medida de Alejandro. Levantó la vista de

preguntó, frunciendo el

", respondí

la tela de seda. "Es... demasiado llamativo. Ve a cambiarte po

ue una orden suave pero firme. La antigua S

a mano de u

oz clara y firme

do. Un destello de molestia cruzó su rostro antes de que lo suav

e qu

n era tan grandiosa e imponente como la recordaba, un lugar donde siempre me hab

de la escalera, guiada por una sirvienta. Llevaba un vestido blanco inmac

aludando al mayordomo, su rostro se

su voz de repente fuerte y

que una persona ciega no debería poseer, sus manos encontrando el pesado jarrón d

bellino vertiginoso. Retrocedí tambaleándome, llevándome la mano a la cabeza.

", grité, mi voz tembla

verdadero Alejandro, apareció de repente. Se movió como un rayo

ordenó, su voz una

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