La mentira que mi prometido inventó
sta de Fern
tuve que apoyarme en la barra de la cocina. La ca
o se frunció con una repentina y aguda preocupación.
tó, su voz baja y urgente. "No e
Llevábamos tres años juntos, un año comprometidos, pero cada vez que surgía la conversación sobre tener hijos, él la cortaba con una finalidad esc
cuerpo, mi corazón, para su gran plan. El asco que sentí fue algo físico, subiéndome por la garga
pareció en el dormitorio y regresó un momento después con una pequeña caja. Me la p
z sin dejar lugar a dis
na locura. Te dij
s ojos como trozos de hielo. "No hay lugar
Las palabras e
ta nueva y aterradora realidad, "podría simplemente
eso lo que es esto? ¿Un patético intento de asegurar tu posición?". Me agarró por los hombros, sus dedos clavándose dolorosamente. "Si estás
omplicado". Se trataba de mantener puro su precioso activo. Todas esas veces que había insi
mblorosa pero firme.
seó, "lo
ando las cinco tiras de plástico en el mostrador como un pelotón de fusilamiento. Se paró sobre mí
la apretada. Uno por uno, dieron negativo. El alivio que inundó su rostro no fue por mí, no por nosotr
do instantáneamente de nuevo a uno de amorosa preoc
ando mi cabello. "Solo tienes que escucharme. Mientras
una sola lágrima trazando un camino frío por mi mejilla. Mi corazón, el mismo ór
éramos a una excursión planeada con Kenia: un viaje a un mirador panorámico en
valle. Llevaba un delicado vestido blanco, su rostro un retrato perfecto d
ada. "Darío, ¿puedes ayudarme? Quiero sentarm
, corriendo a su lado. Me lanzó una
a, observando cómo acomodaba a Kenia en mi asiento anterior, arropando sus piernas con una manta con una ternura que
unfo malicioso. Metió la mano en su bolso y
oy!", gritó, su m
a mi cara. Me eché hacia atrás, pero ya era demasiado tarde. Un l
ido crudo y penetrante de agonía. Porque