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El Precio del Amor Silencioso

Capítulo 3 

Palabras:1133    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:31

Elisa

n instintivo para él como una daga en mi corazón. Me miró, sus ojos llenos de una

zancadas, plantándose entre nosotros, su cuerpo un muro sólido e inamovible. No había dicho una palabra, solo miró al tipo hasta que se

familia. Eran criminales. Y ella... ella fue igual de cruel. Fingió patrocinar tu

bricado aterrizó co

stéricamente-. No debería estar cerca de ti. Y dejó que su

ra de puro desprecio. Miró del rostro surcado de lágrimas de Adrian

lisa -dijo, su voz ba

a. La multitud, con su veredicto emitido por el héroe del momento, comenz

o un cavernoso eco silencioso a mi alrededor. Un frío helado se fil

, su pequeño cuerpo sacudido po

abello-. No es tu culpa. Mami sabe que n

ojos oscuros -sus ojo

¿ese er

tuve que aplastar. Mi corazón se fracturó. No podía hablar, solo podía abra

su voz pequeña y resignada-

de hospital, fui a ver a mi doctor. Las noticias eran sombrías. La leucemia

, su rostro amable pero sus palabras contundentes

ma de los ahorros de mi vida, reunidos a lo largo de años de trabajos esporádicos

a mano y la demanda de Guadalupe en la otra. Mi vida, o la li

o se detuvo a mi lado. La ventanilla bajó

o una petición

ar. El auto olía a cuero caro y al empalagoso perfume floral de Adriana. Una pequeña foto de ellos enmarcada en plata estaba e

ho de la universidad, y él, encontrándola y arrojándola a la guantera con una r

Braulio, con los ojos en la carretera-. El susto

olvió el

r qué? ¿Porque mi

uya -declaró, su voz plana y fría-. Por los crímen

. Mi madre, que murió de un corazón roto. Se habían ido. Y él quería que

o por gente como la familia de ella. Y mientras Adriana estaba siendo "sensible" en su mansión, yo estaba embarazada, sola, cargando cajas en

era lo suficientemente

se-. Por lo que te hice, lo lamentaré por el resto d

ado de la carretera desierta. Se giró en s

ieres hablar de lo que se te debe? No tienes nada. Si

se había ido; este era el hombre herido, arr

, su voz bajando a u

adre. Así que dime, Elisa. ¿Quién es el padre de Kenia? ¿O fue

vastador. Una ola de mareo me invadió, y el sabor metálico de la sangre lle

s corrían p

No tienes derecho a preguntar por ella. No tienes derecho

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