El Alfa firmó mi rechazo por error
ÍA
director general de Consorcio Andrews- con una sensación de vacío en el pecho. El formulario de
, sus manos arreglándole la corbata. Se inclinó cerca, susurrándole algo al oído que lo hizo reír. Levantó la vista cuando en
-. ¿Podrías ser un encanto y traerme mi té de hierbas e
l. Lo conocí
otono. Me di la vuelta y caminé hacia el salón ejecut
a lleno de los detalles del ritual de vinculación. Era un registro meticuloso de cada preferencia de Rosalía. Sus comidas favoritas, su aroma preferido de flor
les, afinando mi sentido del olfato y del gusto. Me había presionado para desarrollar mi fuerza de mane
taba moldeando en una co
do un papel que ahora despreciaba. Cuando regresé a la oficina, Rosalía se examinaba las uñas, con aspe
torpe soy!
echa. Un dolor abrasador me recorrió el brazo, pero era más que solo el calor. Siguió una agonía
añadido secretament
obo, la plata era veneno. Quemaba nuestra carne y bloqueaba nuestras habilidades de curación.
instante, corriendo a su lado, sus manos revoloteando sobre ella
en un grito silencioso mientras la
acia mí, pero sus ojos no mostr
olpeó como un golpe físico, haciéndome tambalear-. "Ve a
soportable. Me di la vuelta y huí, sus
madura de plata. Mientras aplicaba suavemente la pasta fría sobre mi piel ampollada, mi resolución se endureció en algo fr
a y desfigurada. Luego, tomé una foto del formular
a Cristian con u
e en pie. Nad
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