Rechazada por mi compañero, reclamada por el Alfa enemigo
, hoy se suponía que sería mi coronación como Luna de la mana
rra infértil" y se burló diciendo que me reemplazaría con su amante embarazada
a, mostrando un justificante médico falso como prueba de mi
se estrelló contra mí, obl
", declaró, con los ojos lle
abrieron la espalda antes de que sus guerreros me arrojaran como b
aterrador Alpha de nuestra manada rival, Aarón Montero. Observó mi ropa hecha jirones y mis heridas sangrantes,
loba i
ítu
de J
nera. El recuerdo es una mancha de dolor y pánico, un agudo
esta se sentía forzada, invasiva. La voz de Aarón, un retumbar gr
er. A tu pequeñ
e Damián lo que realmente me destrozó. Estaba con su nueva amante, viend
n, desprovista de cualquier calidez. "Dale una
recuerdo. U
ía mi coronación. El día en que oficialmente me convertiría en la Luna de la manada Luna Pl
equiv
go. La puerta estaba ligeramente entreabierta y escuché su voz, no a través de la Conexión Mental
ndo con su B
burló Damián, y el sonido fue como agua hela
er, Alpha?", p
a que realmente pueda darle un heredero a esta manad
na risa, un so
a arrastrándose, suplicando por cualquier migaj
o se rompió. Se c
claro donde se celebraba la ceremonia con mis simples jeans y un suéter li
de furia. Su Voz de Alpha, una fuerza que obliga a
, Julia? ¿Por qué in
ando de doblegar mis rodillas, de hacerme pedir perdón. Pero el
y su expresión se endurec
ez años, hemos esperado un heredero. Una señal de la bendición de la Diosa L
to, dio un paso al frente. Resplandecía, con la mano colo
pareja fértil! ¡Débora será su nueva L
ificación barata. La multitud jadeó, luego, lentam
o sentí nada más que
manada que ahora susurraba
Damián me siguió. "¡Estaré esper
queándome el paso. Sonrió, con una mirada engreída
título es mío. E
te rompió el entumecimiento. La empujé a un lad
stra Luna!",
su agarre como hierro en mi brazo. Lo
derrumbó sobre mí
odíll
, la humillación ardiendo más que cualquier dolor físico. Damián
a Luna y a mi hijo no
eña a sus
os. Bañado
a, tropecé por el antiguo bosque que bordeaba nuestra tierra. La plata diluida en mis herid
montón de hoja
a un árbol, esta vez al borde de un acantilado. Una figura alta e imponen
nada rival del Bosque
mirada deteniéndose en mi ropa hecha jirones y mis heridas sangrantes, y luego repitió
su voz un murmullo
loba i
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