El infierno en su mirada, el cielo en su beso
a ciudad, tiñéndola d
flejaba en su tenso rostro. Brenden no le había dado noticias sobre sus pert
staba esperando exactamente? ¿Acaso pretendía
encuentro de la noche anterio
, pero la ansied
deraba afortunada de haber conseguido una pasantía aquí. Hacer eno
repasaba mentalmente fragmentos del prot
tranquilizarse; incluso intentó calmar
futuro en Grupo Apex pendía de un hi
bía sido ella misma quien tropezó y cayó en sus bra
esignación inerte. Finalmente, el golpeteo firme de unas suelas de cuero reson
oras?". La voz despreocupada de Brenden, fría y pausada, romp
orzándose por mantener la compostura.
reguntó: "¿En serio me
no lo
uesta cortés, pero Brenden la interrumpió con un t
mativos. Parecía dulce y delicada, la personificación de la belleza apacible, pero
spués del evento de la empresa? ¿Q
esa", soltó ella con la mandíbula apretad
ien a sus empleados, ¿y si ac
n el pasillo. Gabriela se giró y vio a Wesley. Alto e increíblem
las luces. Ni la sonrisa más arrogante podía opacar su atractivo
sola presencia bastaba para opacar a cua
tido ante la evidente fascinac
u primo. Incluso Gabriela, la belleza más dista
ón la devolvió
esión prohibida. Y ahí estaba ella, mirándolo embobad
rar sus cosas de manos de Brenden. Volvió a centrar su a
abra más, la voz de Wesley cortó la
renden supo que era mejor no discutir. Asinti
lo con Wesley, con el corazón latiéndole tan fuerte que
ro su mirada gélida la hizo preguntarse s
bró. Al ver que era su novia, se despidió de Wesley con un gesto
lizó en el asiento del conductor y ce
xhaló, inundada de alivio.
tan intensa que apenas se a
el carro bajó. Esos ojos, oscuros y escrutadores,
abriela respondió: "Oh, tom
ó el ceño
sa era impensable. Sacudió la cabeza rápidamente, levantando las manos en un ges
n indescifrable que un escalo
rasera del auto. La distancia era seguridad, y en es
z del otro, fría y afilada, cortó el s
riela se le encogiera el corazón. Avergonzada, cerró la puerta trasera y se des
to. El rostro de Wesley se mantuvo gélido, con la mand
rza que sus nudillos se pusieron blanc
ue él era, sencillamente, un hombre difícil, co
a decisión: de ahora en adela
areció a punto de decir algo, pero tras un momento de
ajó del auto, él conservaba esa
, una mezcla de frustración y un
había pedido que la llevara; entonc
cuando, en ese preciso instante, vio a su exnovio, D