Traicionada por el amor, salvada por el sacrificio
caían sobre el frío suelo. No tenía otra o
. La puerta estaba entreabierta. Julian estaba dándole a Katia
expresión se volvió fría. "Compórtate", le a
ar, ponerse furiosa, destrozar a esa mujer, pero pensó en sus padres, sangrando y des
"Lo siento". Se mordió el labio con
amante. "¿Es sufi
respondió: "Por supuesto. Ac
uceder", le advirt
tiendo una carga insoportable. 'No ha
endidos. Se sentó junto a la cama de ellos con los ojos ro
la mano y tomó la suya. "No es tu culpa, hija. T
jará ir", su
dre con voz débil pero firm
una nueva resolución se
secreto que los trasladaran a un lugar seguro y des
tenía con Julian. Fotos, cartas de amor, la rosa marchita de su primera cita. Obse
llamó en ese momento y le dijo: "El señor Mcgee necesita que e
ue solo causaría más problemas. P
Katia estaba acurrucada en su hombro. La mujer tenía puesto un impresionante
liares de los Mcgee, transmitidas de generación en generac
omentó: "Espero que no te i
No le importa", dijo, desafi
hombre parecía complacido con su sumisión. Cuando llegaron a la gala, él
le preguntó el
. "Míralos, tan enamorados". "Es el es
e agrandaba. Esther sintió el peso de las joyas contra su
ar objetos valiosos para una causa benéfica. Katia,
retes", anunció, tocando l
ndientes. Miraron de Katia, luego a Julian y por último a Esthe
ura malicia triunfante, pero esta perma
un hombre vestido de manera impecable subió al escenario. Era d
usión. "Estos pendientes son parte del Fideicomiso Familiar Mcgee. Legalmente, son pro