La traición del amor: un matrimonio falso
de sus heridas, hasta que todo su cuerpo se convirtió en un océano de sufrimiento. Cuando al fin amaneci
Sentía que debía acudir a la vieja finca de los Barnes, recibir su c
onto, Kaden apareció en el vestíbulo con e
carente de emoción: "Tu madre me
licar, pero en ese instante la voz alegre de B
nciana, Harlow?", comentó con fingida dulzura, bajando lentamente los e
encio y continuó su camino
brazo con una fuerza de hierro y añadió: "No vas a ningún
n vestido sencillo y gastado. Con desdén, dijo: "Te daré
En cinco años, jamás le había ofrecido comprarle nada. Esa súbita
"No, gracias. Debo ir
insistir, hizo un gesto a sus
r al lujoso vehículo sin
a de una boutique exclusiva a otra, rebosante de energía y risa, mientras
la noche en el suelo, temblaban bajo el peso. Finalmente, no pudo continuar; las bolsas cayeron de sus
presumida en su rostro. "¿Ya estás
tra mujer disfrutaba cada instante de su agonía, y comprendía que no ten
tó los dientes y se incl
ey aún no había term
ñaló la montaña de ropa nuev
ó la vista con indiferencia y ordenó
: "Pero... hay criadas para eso
tención, y un leve destello de algo
do que lágrimas brotaran de sus ojos. "No importa, está bien. Lo har
de Kaden se endureció de inmediato y
il? ¿Qué problema hay en lavar unas prendas? No es co
ieron más que cualq
eña de la mansión, para él no era más que la hija de un chofe
cogió las ropas y las ll
con afecto el cuello de Kaden con sus brazos. "O
, la siguió. "Por ti haría
elicadas apiladas, Harlow se sintió
biertas de nuevo y la pierna hinchada y ardiente por la infección. La
bitación y cayó sin fuerzas
éptico, donde una enfermera ajusta
e alta. El señor Barnes fue quien te trajo personalmente e ins
oloroso. ¿Kaden? ¿Preocupado por ell
a puerta se a
do por la furia. En su mano brillaba una pistola, cuyo c