La venganza definitiva de la exesposa
cioso momento, el mu
stros burlones de mis compañeros se difumi
que casi me dobló las rodilla
a imagen de incredulidad,
ero... ¿te
con los ojos fijos en la puert
bueno. Su toque fue vacilante, casi temeroso. "No te v
rdad. Dejé que toda la frialdad q
Brenda y sus amigos me han estado ato
ó la vista al suelo, un rubor de
, su voz apen
Se había quedado de brazos cruzados y lo había visto todo, ahogándose en su propia c
bofeteé. El chasquido resonó
tético",
drama olvidado en un arrebato de furia. "¡Es u
haciéndola tropezar, y mientras caía hacia adelante, le di una fuerte
vo y la arrastré de vuelta a la cubeta del trapeador. Le me
iseé, mi voz temblando con una rabia que
orgoteó, su voz ahogada
su mejilla ardiente. Parecía un fantasma, completamen
Ev
a de un amor que no había oído en
é a Brenda, que se desplomó en e
la v
y la barbilla decidida que veía en mi propio reflejo. Mi padre, Ricardo Kuri, estaba a su lado, con la mano en su hombro,
n antes de que me encontraran. Un sollozo se me ator
na Brenda llorando, un Javier atónito. Luego su mirada se posó en mí,
ado se escapó
mi
a mí. No le importó su elegante traje ni los pisos pulidos. Cayó de rodilla
ostro mientras me envolvía en
abello, su cuerpo temblando. "Oh,
s brazos envolviéndonos a ambas, creando una fortal
a en