De las Cenizas: Una Segunda Oportunidad
ro matrimonio debía ser el sello perfecto para la
era de mi estudio de arte en llamas, junt
asfixiándome, mi piel
por favor!
razo, su rostro una má
oso! ¡Te vas a lastim
e hizo
ma que me quemaba por dentro más que cualquier llama
siempre acababa de verme morir quemada. Mi amor incondicional f
. En una hora, tenía que estar en la junta del consejo familiar
mper el c
ítu
a familia Ortega se abrió con una fuerza que hizo t
o, sin una gota de maquillaje, y sus ojos, usualmente cáli
la mesa, donde su padre estaba sent
omper el
murmullo de las conversaciones sobre la inminente
rdo Ortega, la
o? No digas tonterías. Damián
mirada recorriendo a los miembros de la fami
o la voz-. Se trata de una fusión que ha estado preparándo
hermanastra sobre su aventura. La confrontación se había puesto fea y,
ilencioso. Hasta que se despertó con un jadeo en su propia cama esa mañana, con el sol brillando, los pájaro
calor abrasador en su piel. Recordaba gritarle a Damián, su
e la puerta de su estudio de arte, su rostro iluminado
yúdame! -había gritado,
a su brazo, su rostro un
eligroso! ¡Te vas a last
z, sus ojos llenos de una lástima que dolía más que cualquie
ómago. Ese era el precio de su naturaleza amable.
oz todavía inquietantemente tra
cuchó al otro
evantó la vista, sus grandes e ino
algo así? Damián te adora.
a -espetó Elena, su voz finalmente
te! -Ricardo Ortega gol
onido delicado y desgarrador que siempre f
llamando cada hora. Se quedó despierto toda la noche solo para encontr
pigmento. Sí, lo había
ontrado un diaman
os ojos de Elena se clavaron en
recía co
sé a qué t
y sacó una pequeña caja de terciopelo. La arrojó sobre la mesa
ar, una delicada cadena de plata
sado por nuestro aniversari
bre la mesa junto a la caja. La pantal
éndose detrás de ellos. Los brazos de Damián rodeaban a Julia, y él
a de plata con un zafi
ico al de
diseñada solo para mí -dijo Elena,
ió la
o comprobé. ¿El que Julia lleva en esa foto? Es
de sus dedos, resonando sobre la
días, pensando que era un símbolo de su amor único por ella. Da
ento, la puerta
ramente desordenado y la corbata aflojada. Pare
vo al ver la atmósfera en la sala. Vio las fotos en el teléfon
parece -dijo, con voz supl
lena-. ¿Explicar cuál de lo
dejó escapar un suave gemido. Se tam
... maread
Elena a Julia. El pánico en su rostro era r
trapándola mientras se desplo
lena en años. Ni siquiera miró a su prometida, la mujer con la qu
Elena se convirtieron en cenizas frías y duras. Esto er
correcta; era necesari
z resonando con finalidad-.
una mezcla de conmoción y un horr
r necesita una novia Ortega para sellar la fusión, que se
su hija y luego el espectáculo de Damián
emos -tartamudeó-. Todos
ra, la madre de Julia-. Un período de enfriamien
idar que la habían quemado viva. Una semana para
sería tiempo má