La esposa que destrozaron
sonaba insiste
cuerdas con una última y desesperada oleada de adrenalina.
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os y torpes. Forcejeó con las cuerd
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ntó de la silla, trop
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allaba detrás de ella. La fuerza de la explosión la arrojó
nova al rojo vi
n sus oídos, los escuc
ntonio. Ha
la, contorsionado en una máscara de p
date conmigo! -Su voz
a, el dolor sin
¡Mami, d
ctuación había terminado, y ahora venía el arrepentimi
dejó que la oscur
las máquinas. Hospital. De nuevo. Todo
rmera le
ucha suerte. Tenía algunas lesiones internas g
raspl
dudó ni un segundo en donarle uno de sus riñones. -La enfermera señaló una bolsa de sangre que co
strozarían, pieza por pieza, pero también le darían sus propios órganos para recomponer
ró la enfermera-. Se han estado t
s. No necesitaba est
nunca los vio. Ni una s
Sentía el toque frío de unos dedos en su mejilla, el fantasma de unos labios cálidos en los
se movió, su respiración era regular. Los de
s ojos d
llí, a centímet
udo y sin protección, antes de q
La voz de Alexia er
r una palabra, le dio un golpe e
nuevo en las almoh
ta "oficial". Jacobo se paró a los pies d
-preguntó, como s
e incontrolable temblor e
í antes, ¿verda
Su nuez de Adán subió y bajó
sandra. Estaba muy asustada por la e
irse, con la espalda
junto a la puerta, con l
ntonio -ll
de la misma enfermedad. Al mirarlos, Alexia sintió un cansancio profundo que le aplastaba eltiras, exigir el fin de la farsa. Pero estaba dema
on su juego. Qu
l escenario.