Traicionado por el amor, salvado por el sacrificio
vertiginoso torbellino de movimiento y dolor mientras caía por la larga y sinuosa es
e ella. Sangre. Se acumuló a su alrededor, manchando
rizando teatralmente a su lado. El rostro de Katia,
ora -susurró Katia, solo
tro pálido por la conmoción. Vio a Esther, yaciendo en un char
e segundo, se movi
rosa-. ¡Me empujó! Lo siento mucho, traté de
l rostro manchado de lágrimas de Katia. La preocupación momentánea
Esther sin una segunda mirada. Se arrodi
preguntó, su voz
haciéndose la valiente-. Deb
ó a Katia más fuerte, y sin otra mirada a su espos
os vio irse. Un sonido extraño y r
ágrimas, calientes y amargas, mezc
lla era tratado como una herida mortal. Ahora
y devastadoramente tonta. Las pro
mo que vio antes de perder el conocimiento fue el blanc
r a antiséptico llenando sus fosas nasales.
ventana, de espaldas a el
? -le preguntó al d
ró a Esther,
iere. Con respecto al embarazo, los registros
esto. Todavía no. El golpe final tenía que venir de ella. Tiró u
u mirada cayendo sobre ella. El breve destello de preocupac
z baja y venenosa-. Empujas
forma casi imperceptible. El doctor, al ver el
mos discutir esto más tarde -dijo el doctor, sac
ban
u cama, su rostro una
e. Y tú... simplemente no puedes pa
ián -dijo Esther, su
una flor delicada. No lastimaría a
d -dijo Esther, su voz ganando
ello de duda cruzó su rostro. P
ara! ¡Confío en lo que veo con mi
la puerta, cojeando dramáticamente, su
ndo su brazo-. Fue mi culpa. No debí h
atrayéndola a un abrazo prot
de Katia a Esther, sus ojos
oz goteando amenaza-. Estás fuera d