Su esposa indeseada, su verdadero amor
u hijo mayor, Damián. Durante años, me prometió un futuro, una vida en la
ndría matrimonio, me presentó a su prometida,
me. Caí rendida a sus pies, solo para descubrir que era un simple peón en su juego: él estaba
es Garza anunciaron que me casarían con un magnate tecnológico
y vi cómo ambos hermanos -el hombre que una vez amé y el hombre que fingió
ra sus negocios y, en última instancia, un sacrificio
n extraño, saqué mi teléfono y borré hasta el último rastro de la familia Gar
ítu
te y esperanzado contra sus costillas. El gran comedor de la familia Garza estaba prepa
jos. Durante años, su amor había sido un secreto, algo robado en una casa donde ella siempr
había prometido una velada especial, una cit
o de mármol. Valeria se giró, con u
isa se
e su brazo. Sofía Elizondo. La hija de un director general de tecnología, hermosa y
a, la misma que usaba en las salas de
lpeó como un puñ
de algo más en los ojos de Sofía: una breve y posesiva evaluación que desapareció tan rápido como apareció. Sintió que comenz
conocerte, Sof
ló. Estaba org
omo la miel-. Damián me ha hablado much
Las palabras eran
abitación de invitados, Damián encontró a Valeria en
arla a los ojos-. Es una fusión. Miles de mil
susurró ella, las pal
mandíbula apretada-. Pensé que tú,
prensiva y conveniente de la estructura familiar. No alguie
jo ella, con
iado. -Bien. Sab
sa, dejándola sola en la oscuridad. El dolor
espectro durante días, con el corazón como una piedra entumecida y pesada en el pecho. Comía cuando se lo ordenaban, sonreía cuando se esperaba d
irando los jardines bien cuidados, cuan
e necesita
a libre de la familia, un músico con una sonrisa encantadora y una risa fácil que si
haqueta sobre los hombro
ió ante su contacto
ijo en voz baja, su voz llena
bía permitido llorar de r
iciando suavemente su brazo-. Te he observado durante años, Valer
ó, a su rostro serio y apuesto, y una pequeña y frágil semi
nada a Damián. Era cálido
a canciones que había escrito "solo para ella" y la escuchaba durante horas mientras ella desahogab
ndo, lenta y c
había rentado. Sabía que a ella le encantaban las estrel
hermoso -dijo, con el br
mo los besos calculados y posesivos de Damián. Fue
contra sus labios-. Déja
en sus brazos, en una relación que se sentía como un salvavidas. F