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De las cenizas a su abrazo

Capítulo 4 

Palabras:1198    |    Actualizado en: 08/08/2025

de la de Elías-. Persiguiendo a una mujer que no sop

evo, esta vez más fuerte-. ¿Crees que puedes entrar a la f

a tienda de lujo. Eran lo suficientemente ricos y ar

, pero eran cuatro contra uno. Un puño voló, alcanzándolo en la ma

era un peleador. Su resistencia solo pareció enfurecerlos

etal. Una colección de delicados relojes con incrustaciones de diamante

ó en silencio.

tuvieron, con los ojos muy abi

eto, señalando los restos-. Parece que

mezclándose c

ir el exhibidor! -le gritó Ricky al geren

Elías solo en medio del d

ujer de aspecto severo y rostr

sto! -chilló-. ¡Hast

xplicar Elías-. Me at

se exhibidor vale más de un millón de pesos. ¿Tiene un millón de pesos? -Lo miró de arriba abajo c

ferrada a su brazo como un tornillo de banco. Parec

será n

uila y fría c

o la escena con una expresión de profundo fastidio. Había

ando en el suelo de mármol. No mir

s daños a

la de la g

a Navarr

Isadora, su voz no de

la lo había visto todo. Una parte de él, una parte estúpid

pero ella habló primero, sus ojos finalmente

jo-. Considéralo un pago para que te

ando que el silenci

as, y te disculparás por at

se. ¿Disculparse? ¿Con el hombre

tranquila pero f

sus ojos. Estaba acostumbrada

en la arena-. Y no te debo nada, ni a ti ni a él. Hem

da de desprecio. Por un momento, pensó que ella lo veía, que realmente veía al hombre que

voz cortante-. H

jó, dejándolo solo para e

ina Cantú, sabiendo que su equipo legal se ocuparía. Salió de la tienda

, tratando de tomar un taxi. Los

misma que lo había traído. Pero no era su chófer. El

ó a alejarse. Pasó justo a su lado, sin siquiera una mirada en su direcció

do su chaqueta, helándolo hasta los hues

uerza, su cabeza golpeando el concreto. El dolor estalló en su cráneo y su visión

se volv

tenido a centímetros de él. Yacía allí,

y cerrarse cerca. La camioneta

chófer, amortigua

ro, ¿deberíamos

alle. Imaginó la lucha en su mente. La persona lógica y fría que era ahora diciéndole que s

z, aguda

ie

familiar, lo agarró del brazo y lo puso de

Parecía furiosa, como si ayudarlo fuera la

a camione

berando su brazo-.

a y ahogarse que aceptar una onza más de

lías -espetó ella

l retrocedió, saliendo de debajo de

e qu

Pero luego, con un gruñido de exasperación, se abalanzó hacia adelante, lo agarró

eta -dijo, su voz baja y a

asero y cerró la puerta

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