Divorcio, Renacer y Dulce Éxito
boca ligeramente abierta. La confianza que tenían hace unos mo
e la familia, que estaba pr
flexión obligatorio para u
rvioso, se aju
ero puede retirar la solicitud en cu
Las palabras del abogado parecieron restaurar su arr
erezó y la familiar mirada con
. Te doy treinta días p
ió con su
verás arrastrándote en una semana
de mí, la parte que los había amado durante tanto tiempo, sintió
voz baja-. En el moment
oltó una
eremo
onia, un aroma que una vez encontré
r ver cuánto tiempo
comisura de su boca se levantó en una sonrisa real. Era una so
da, su voz instan
ué pasa? Su
Kael se levan
ma? -preguntó, su voz lle
, ya moviéndose
bien. Vamos a
re e hijo, dejándome sola en el vestíbulo.
rta, se volvió y me hizo
verte nunca. No eres nada
resonando en la casa silenciosa. El último rastro de mi
que eran verdaderamente mías antes de Augusto. Los libros de historia del a
para funciones políticas, los estantes de libros sobre política e historia que había leído
m
alón de belleza má
, señalando mi largo y cuidadosamente
un corte bob, chic y corto que enmarcaba mi rostro, haciendo qu
pre había admirado en secreto pero que nunca me atreví a usar, ropa q
o vestido rojo, apenas me reconocí. Ya no era una so
strellas Michelin, un lugar al que Augusto y
aban a mi mesa,
usto, Kael y Heidi. Parecían una familia feliz en una
orman una famil
pecho. Intenté darme la vuelta
bían localizado. Su sonrisa educada vaciló por un segundo,
Se quedaron boquiabiertos. Me miraro
ó Kael, con voz acusador
su mirada
do. Es una c
en discusiones. Pero Heidi, siempre la actriz
que estamos todos aquí, ¿p
mesa, su sonrisa em
uro que tiene hambre. -Luego añadió, como si fuera una ocurren
sta era su mesa, su cena. Y
n destello de conf
qué... qué t
nía ni idea de cuál era mi comida favorita. Yo había pasado incontables horas aprendiendo sus
vino con i
pes por ella. Puede
s más caros del menú: la langosta, el filet
me miraron co
inero para eso? -pregun
orbo lent
mo esposa de un senador, creo que tengo derecho a una parte de nuestros bienes. Durant
Augusto s
tás jugand
mente a los ojo
Solo estoy cenando. Y esperando a q