o y su matrimonio con Valentina. Sin embargo, algo le decía que no podía detenerse allí. Carolina Duval le había dad
ivo en el que Antonio se movía, un lugar donde la apariencia lo era todo y donde las r
egara el momento adecuado. Pero esta vez, el objetivo era diferente. Ya no era solo una cuestión de destacar entre la multitud; su objetivo era mucho
a benéfica tenía como fin recaudar fondos para diversas causas sociales, y era el tipo de evento que atraía a las élites más poderosas del país. Clara sabía que
momento adecuado." A Clara no le costaba entender esas palabras; sabía perfectamente cómo jugar a ser parte de la deco
e presentaba en cualquier evento importante, pero esta vez, había algo diferente en su actitud. No solo
a su figura, que destacaba la curva de su cintura y las líneas suaves de sus hombros. No era deslumbrante, pero tenía algo sutilmente pro
atmósfera mágica. Al entrar, Clara notó de inmediato la distinción en la que se movía la gente. La mayoría de los presentes eran empresario
ncón invisible. Fue entonces cuando lo vio: Antonio Alvarado, en un costado del salón, rodeado de algunas figuras clave de la ciudad, incluyendo a varios patrocinadores y líderes de otras empresas. Su presencia era imponente, un hombre que
e por placer. Observaba, pero no participaba completamente en las conversaciones. Su mirada iba de un lado a otro, pero nunc
ue esa era s
ol. Cuando finalmente llegó a la distancia adecuada, se detuvo y se hizo visiblemente conocida para él, sin acercars
varado. - Clara dijo, con
veía, pero sí la primera vez que ella lo abordaba de manera tan directa. Clara le ofreció una son
, con un toque de familiaridad que la sorprendió.
ligero, pero dejando que sus ojos brillaran un poco más de lo que normalmente lo haría. - Aunque,
ía algo en su mirada que indicaba que estaba evaluando cada palabra que Clara decía.
o este? - Preguntó él, con una s
dar una respuesta que mantuviera el interés de A
en él. - Aunque no suelo participar activamente en las donaciones, creo
aba siendo sincera o si estaba ocultando algo. Sin embargo, no
- Su voz tenía un tono más suave, más cercano. La conversación había cambiado, ya no era un
amente. Lo tenía ju
ara. Clara aceptó sin vacilar, y juntos caminaron hacia la mesa de cócteles, donde la conversa
ma aún no se había mostrado completamente vulnerable. Este era solo el primer paso, y, a pesar de que todo parecía ir bien, Clara sabía que tendría qu