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Capítulo 5 Nada de su incumbencia.

Palabras:1447    |    Actualizado en: 11/07/2025

na T

nada. No me importa lo que pueda pensar él ah

jos de mí-. Respeto que sea su emple

saber cómo me presento. Estr

manteniéndole la mir

tivo. Es mi apellido, con el que me conoció,

ontinúa el muy idiota, con ese tono arrogante y perdona vid

carcajada. Pero la comisura de mi b

ermino, con impertinencia-, no conviene a s

e no sé quién es. Que no fue el amor de mi vida y e

nstruye-, Sh

asentimiento.

orque quiero que sepa que no me intimida.

más lejos-. No sé bajo qué condición está aquí, pero en esta ciudad hay reglas que deb

te, pero siento su mirada yendo de uno a otro

uchar de usted... -rep

-me con

encojo de hombros, molestánd

ntina de Milo se escuch

puede irse a

si no es problema, señor Prince -sigue

cadáver,

Marissa, ajena al motivo real detrás de mi discusión con

ue se calle. Es evidente que no le conviene llamar a

n la señorita en privado -declara el ma

se ha cre

etendiendo dar un paso en su direc

se interpone e

go invitados que atender -exclama Milo con impaciencia-. Puedes llevar

engo

meta su orden por donde pretende salirle-. Eres mi empleada y

para no gritarle que se vaya a la mierda. No puedo perder el trabajo. Aston me

o le gusta que le laman los zapatos. No llegaré ta

e la reticencia de esta. La cocina retoma su ritmo y agradezc

enza a decir Abigail cuando

igail. Cuando termine co

a. C

ra me hace sentir tan inv

me mira

, con la voz rota-. Y también sabes que no

sangre. ¿Cómo se atreve

derme, pero en el últ

rbilla y gira su rostro hasta que sus labios quedan a la misma altura. Él no retroc

ón palpitante? ¿Por qué verlo ante mí, con mi hermanastra del

ese poder sobre mí

bos cuando encuentro l

sperando en el piso superior. Tome el ascens

pa y salgo de la cocina con paso rápido. Rezo para llegar al ascensor antes que

n. Él no está contento, se le nota en la cara. Sin que me diga nada, sé que, a pes

instante. Me meto dentro sin dudar y presiono el piso superior para poder perderme antes que aparezc

ue una vez lo fue todo para

miso, señor

ue puedo cuando su cuerpo ocupa más espacio del que de

ezcla amaderada con cítricos. Su espalda ancha es todo lo que veo. Su nuca solo rapada en la parte

s van a los bolsillos de su pantalón, como s

mierda haces tú te

marqué. Las puertas vuelven a abrirse. Él sale primero, sin mirar hacia a

erificar que lo sigo. Es obvio que debo hace

dejarnos de formalidades ridícul

es me reparan de pies a cabeza y un ceño inesperado se forma entre sus cejas,

a calma y levanta la barbilla, miránd

hace

an salido dos cabezas. Qu

Tampoco me pagan para dart

plicar en mí esas habilidades que usa cuando está

n contacto

jos. Esto e

el culo, es el tema por el que estamos aqu

n mis palabras, pero bien que puede ir a mecerse en los brazo

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