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Capítulo 3 De regreso al infierno.

Palabras:1864    |    Actualizado en: 11/07/2025

or (apellid

s des

ro todo el día, ahora también pretende que le organice sus fiestas y que hag

un maldi

t parking? No quiero embotellamientos innecesa

a él. Tomo una profunda inhalación y pon

que se encarguen de cada ala del parqueo y tienen especificaciones

i desagrado, porque no debe ver bien el que yo pien

decantador de whisky de su bar. Se sirve un vaso ancho con más líquido ambarino del que llev

y marchand

trago y me mira, de arriba ab

antes bonos para que tengas un buen vestidor y siempre

eso me muerdo la lengua antes de replicarle. Él sabe bien que

especificaciones de la empresa. Esta noche, estaré dentro con la organización, no ser

i lo veo enumerando las razones por las que tengo

é, no hace falta

sos lentes? -insiste. Se ve

tente, señor. -Escondo la son

endó que lo hiciera. Algo sobre su amigo odiando las ropas anchas y las gafas de pasta. Y como yo no quiero est

gira y no lo confirmo. Se da otro trago y arregla s

ste a M

mo y me trago el ácido por tener q

le va a hac

erfecto. Cuando hayan llegado unos cincuenta inv

ser, no lo soporto, pero tengo que resistir mientras tenga este trabajo. Me costó dema

mi mano. No es que lleve mucho aquí, Milo se trasladó a Boston hace solo una semana, pero me ha hecho tra

o ocupada y no he prestado demasiada atención al hecho de que estoy

cargada de órdenes y revisiones de último minuto. Todo está como debe s

eniente y en el aparcamiento tampoco. Me ocupé de que todo estuviera cubierto para poder ocuparme de la parte de

Al verme a su lado, un sentimiento de inferioridad quiere instalarse en mí, pero me recue

ssa. Bienvenida. ¿Me

antas que pasan por la vida de Milo. No puedo siquiera decir que me cae bien, porque estaría mintiendo. Todas las que hasta ah

-pregunta con voz c

, esperando por

mitir la entrada de unos invita

acia atrás,

con la aprobación

tener cerca, son muy influyentes y de los más ricos de la ciudad. No

e. Me importa un carajo lo que

a los pisos superiores y presiono el

arissa. -Extiendo mi mano para que entre

tración lo que siente por no poder darme órdenes. Pasa por mi lado taconeando y me

ser el primero de esa

ada que no sé de dónde viene. Sabía a qué me estaba exponiendo cuando regresé a esta ciudad, pero me dije que Boston era demasiado grande y Milo,

hace que un nudo se me forme en la garganta, pero me digo que ya está sup

as cocinas, estoy sudando frío y ne

r esas palabras que soltó Marissa, sobre todo

que le convien

r una rápida búsqueda de Google me llena, pero lo detengo. No puedo caer

de las cocinas. Estoy sudando por el calor una h

n a las cocinas pregunt

me digo que hago esto por un mot

liendo y cuando llego a la entrada de la cocina, ante mí

ail

uién está frente a ella, la sorpresa recorre sus rasgos. Abre la boca queriendo decir algo, pero no le sa

Y yo me preparo mentalmente para controlar mi bo

como una rata de alcantarilla? -se burla, s

uerida. Yo no soy una de esas -repl

a ceja cue

rde que eres y con las manos vacías, como merecías, no pensé que te atrever

onar todo lo que sucedió y la manera en que Shan

ad, Abigail. ¿Eres tú la persona que enviaron a l

una mueca, pero insiste, ella no puede qu

lo que eres? -Me mira con un gesto de repugnancia-. No lo pareces, estás tan horrible que das p

eo en ella esa inseguridad que siempre sentía cuando yo estaba cerca. Y me aprovecho de eso, por

resentarme con Shane?, ¿para qué querría yo eso? P

debió ser siempre -anuncia y, aunque me duele

aber que mi ex esposo está por casarse con q

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