Soy El Heredero Perdido
Quería irse, desaparecer, pero una parte de él, la parte terca y orgullosa, se negaba a huir como un perro apaleado. Su plan era simple: i
esquina, escuchó paso
tú! ¡Es
aso. No tenía nada que hablar con ese tipo. Pero Alex era m
blando," dijo Alex, su ali
agarre. "No tenemos
oridad. "Solo quería asegurarme de que entendieras tu lugar. Sofía
a ira bullendo bajo su pie
mente. "Vas a llorar, ¿pequeño huérfano? ¿Vas
cky. En ese momento, toda la rabia contenida de Ricky explotó. No pensó, solo actuó. Le soltó un puñe
mano. Una pequeña gota de sangre brotó de su labio. La sorpresa
indio!", gritó Ale
ó una andanada de golpes torpes pero potentes. Ricky logró esquivar algunos, pero
o cuando Sofía llegó corriendo, seguida po
pero no sonaba preocupada por
e ensombreció. "¡Ricky! ¡Además de mala
ijo Ricky, tratand
Alex. "¡Me atacó sin
que seguía en el suelo. Le limpió el labio con un pañuelo, m
giró hacia Ricky, y la máscara de preocupaci
yudarlo, sino para humillarlo. Su c
perro faldero, el que hacía los mandados, el que me arreglaba las cosas. ¿Amor? No me hagas reír. Me dabas asco. Tu ropa b
aición, la humillación pública, los golpes... nada dolía tanto c
tando de su sufrimiento. "Así que lárgate. Desaparece de mi vista y no vuelvas nunca má
una extraña, a un monstruo. El amor, el dolor, todo se desvaneció y fue reemplazad
. Miró a Sofía, a Alex, a Don Ernesto, a la multitud de curios
ta batalla. Habían des
n comenzó a crecer. Una determinación fría, dura como el acero. S
a sí mismo que un día, se arrepentirían. Se ar