Mi Milagro en la Incubadora
Elena, sonaba extrañamente emocionada a través
con el teléfono p
Qué
hija. ¡Vas a ten
de gestación, algo que ellos sabían perfectamente. Mi madre tenía cincuen
ar. Apenas entramos, la euforia era palpable. Mi padre, Ricardo,
, exclamó mi padre, dándole una palmada en la e
brazo y me llevó a recorrer la casa,
. Tu antiguo cuarto será la habitación del
teres, los pocos recuerdos de mi adolescencia, todo había desaparecido. En su lugar, la
, como si me estuvieran borra
bre el futuro brillante de su hijo. Hablaban de las mejor
conómica. Mi padre era obrero en una fábrica y su sueldo ape
en llegar, y fue más directa y cru