Arrepentirías a Ofenderme: El Regreso De La Ceo
na década. Era una mansión moderna, de líneas limpias y grandes ventanales,
barato y excesivamente dulce que intentaba ser sofisti
lianos de Ricardo, había un par de tacones
ia era increíble. No solo en su empr
gruesa alfombra. La puerta del dormitorio principal estaba entr
puerta s
frente a él, usando una de las batas de seda de Ximena. La bata le quedaba grande, pero no lo suficiente como para ocultar
ía. "Esa bruja de tu esposa te causa demasiados
zón, Sofi. Eres un alivio. Con ella todo era trabajo,
gero que sin embargo resonó en
e pánico y culpa. Sofía se cubrió el pecho instintivam
artamudeó Ricardo, como si fuera un
aldad cortante. "¿O ya lo olvidaste? Pare
más patética y predecible del mundo. "Sofía sol
Claro. Y supongo que mi bata de seda tie
ajo de papeles. Los arrojó sobre la cama, justo al lado d
dijo Ximena. "Estos son los papeles del divorcio. Y
los papeles, luego a Ximena, su cerebro luchando
ero, su miedo transformándose
bre la mesa. "Ya era hora de que te dieras cuenta de que no eres suficiente para un hombre como Ricard
estó en mirarla. Mantuvo
que la emplead
Ximena comenzó a quitarse el saco de su traje, doblándolo cuidadosamente y dejándolo sobre una si
veneno. "¿Tú de verdad crees que esto es una
a, invadiendo su
tá aburrido de los banquetes. Eres un capricho, un error. Pero yo... yo soy el banquete com
a sonrisa que no
hora, si me disculpan, tengo una casa que