Cenicienta Empresaria
a tenía reglas no escritas, y l
a su círculo como su n
con un aire de propieta
lo entendieron. Me miraban con una mezcla de curiosidad y condescendencia
iasmo que los desarmó. Fingí
llevó a su penthouse, un monstruo de cristal y acero con vistas a
o, clarament
onita. Esto es s
n. Al día siguiente, me llevó de compras. No a
na tarjeta de crédito negra sin límite. "Quiero
isma cadena de "Éclat", solo que e
mi ac
a seda. Me probé un vestido y di vueltas frente
erlo! ¡Me veo.
había servido. En su cara había una sonrisa de suficiencia. Estaba func
bargo, estaba ha
e segunda mano por suficiente para pagar el
epósito para mis p
os... capit
h, y ese también!", exclam
ra complacerme. Alejandr
olsillo. Para mí, era la
ntarme oficialmente". Camila estaba allí, por supuesto. Me observa
ue había comprado, uno rojo,
ó de la cintura
rtiendo?", susu
así", respondí, mi voz un
inclinó pa
imer beso. Púb
n un fervor que parecía genuino. Pero mientras mis labios se m
en su cuerpo. Una vacila
ra intimidad, incluso una fingida como esta, lo ponía incómodo. Me veía como un objeto
eta en su fachada d
minó, busqué a Cam
e diversión
ta fuerza que pensé que iba a romperla. Su man
el beso. Era p
byacente. Verlo besarme, incluso como parte del acto, la enfurecía. La humillación qu
ara mis
ucho más interesante d
ambién se trataba de desmantelar su pe