Cicatrices del Pasado: Mi Segunda Vida
to cuando los guardias se movían
mis brazos. La examinó con una lentitud teatral. Luego, levant
erma por el frío, seño
uemara. Su rostro pasó de la furi
?", repitió,
a una enfermedad. Una madre que envenena a su propia hija p
da, que me dejó sin aliento. Luciana sollozó
ué clase de monstr
a odio. Solo un vacío gélido. Había cruzado un umbral en
z era terriblemente calmada. "Pero eres un demonio.
no pudiera comprender la ma
demasiado piadoso", conti
seña a su
las tar
especie local cuya picadura no era mortal, pero causaba un
, grité. "¡Te juro que no
fuerza. Uno de ellos trajo una caja de madera. La abr
as y la acercó a la he
sufran, tú sufrirás. Aprenderá
n mi rostro, extendiéndose por todo mi cuerpo como á
. El veneno era una tortura. Mi única peti
a... por favor..
vó sufrir, su r
ses quieren que viva, vivirá. Yo no moveré
e llevaban a mi hija febril. Me encerraron en la habitación,
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