La Sustituta de Nadie
ujo, gente con ropa cara y sonrisas falsas. Me sentí f
, pero su mirada recorría
ces la
Elegante, con un aire de superioridad que no intentaba
amor, has
losa. Se colg
esento a Isa.
seis años, eso era
, una sonrisa condescendiente. "A
dividir su atención, pero era obvio dónde
ofía, después de varios cócteles
do," dijo, su voz ya no tan dulce. "¿De verdad p
de qué
s. Mateo es mío. S
o fingió tropezar. La copa de jerez que llevaba en la mano vol
dose las manos a la cara. "¡Mi
llozo dramático que at
tros. Ni siquiera me mi
asado? ¿Es
e ha empujado,"
ando, rezando para
con furia. "¡Isa, q
hacia atrás, torciéndome el tobillo. El dolor
s y se la llevó, mientras ella me miraba por e
tido manchado y el corazón hecho pedaz