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SuperLuna de Venganza

Capítulo 5 Desayunando con un SuperAlfa

Palabras:1849    |    Actualizado en: Hoy, a las 02:40

su espalda le resulta inquietantemente familiar, como si ya hubiese sentido ese toque antes. La s

ue me toques, pu

calor de mi piel te ha

el ceño y lo

Es la primera

loqueándole el paso. Elara se detiene bruscamente y lo observa

la manada Aoki, ubicada en

tratando de encontrar algún ind

nada de lobos?... Entonces, es verda

su sonrisa revelando un destell

ante de l

en guardia. Haruki vuelve a caminar, esta vez delante

egunta, observando su porte i

mo y se gira apenas lo

untuoso-. Ya verás por ti misma de qué

demán una puert

ela

La proximidad es sofocante, un roce de alientos que la deja atrapada en la negrura de sus ojos. Haruki la observa con una intensidad indescifrable, su mirada desce

varias sillas a su alrededor. Sobre la superficie reluciente, un festín digno de una reina aguarda: una elegante vajilla de porcelana enmarca platos rebosantes de frutas frescas, panes artesanales aún tibios, embutidos finamente cortados y una variedad de dulces g

mandíbula ancha y bien definida se tensa en una expresión de tranquila observación. Una barba meticulosamente arreglada enmarca su rostro varonil, acentuando su atractivo rudo pero refinado. Sus ojos, de un dorado intenso como la miel a contraluz, recorren el paisaje con calma hasta que un leve sonido lo hace girar hacia l

ve, rica en matices y cargad

su pecho. Confusión y alarma se mezclan en su mente. Haruki susp

lengua y lo mira con sorna-. No es Elizabeth.

rente a las personas que, posib

logra ocultar a tiempo. Elara lo capta al instante y su m

ero, helado e implacable-. ¿Tú me ata

a su complexión robusta, la altura que se asemeja d

alto como

Sus ojos dorados, cálidos y turbados a la vez, se clavan en los de Elara con una inte

iera permitiría que una sombra de tristeza tocara su alma.

amanecer. Hay algo en la quietud que no resulta incómodo, sino íntimo, como si

a torcida, rompe la calma con u

í lo haría,

frunce el ceño, su

cabeza, como si su diversión

o a cualquiera qu

a Haruki, su mirada encendida

exclama, su voz vibrando con una

risa cínica se amplía mientras da media vuelta, alejándose con paso despreocupado,

deja sola

no teme a la bestia? ¿Por q

con cinismo antes de

es para decirm

se ensancha con una ternura desconcertante, su mirada

ordará el porqué de mi

guridad con la que pronuncia cada palabra, que la desarma. Es demasiado romántico, demasiado íntimo, demasiado... peligroso. P

a fresca. Su estómago protesta en un retortijón silencioso, pero su mente, aún en guardia, le susurra que tenga cuidad

ragancia es embriagadora, y por un instante, la necesidad

ad de matarla, pero no lo hizo. La trajo hasta aquí, la dejó co

a, y, contra su voluntad, su cuerpo se relaja. Prueba un pedazo de embutido, y el sabor exquisito, salado y lleno de especias, la golpea como una revelaci

e sonrisa en su rostro. No dice nada, simplemente d

re bocado y bocado, su voz firme, aunque en el

atacó anoche, lo siento... Pero dí

en su plato y lo

le pagar por lo que

do un codo sobre la mesa mient

mi reina, pero... ¿cómo

ofrío recorre su cuerpo al recordar la brutalidad de la criatura

supongo que tendr

pl

, entornando los ojos-. ¿Por qué me dices la de

esa misma expresión

ya sabe de nue

no un hom

erAlfa de la manada Azona, una gran comunidad de

e ver cómo se saborea, de la forma en que su ceño se frunce cada vez que algo en su mente no encaja. Hay paciencia en los ojos de él, una

ser «SuperAlfa», que supongo, son líd

mos aquí, excepto t

dre

a la puerta con un par de golpes firmes. Él desvía

nt

ero elegante atuendo entra en la habitación. Su postura

a leve inclinación de cabeza-. El rey espera ver

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